Francisco recibió a unos 200 prelados ordenados en el último año, entre ellos seis argentinos, y mantuvo un diálogo abierto y sin protocolos. Escuchó sus demandas y peticiones, y les dio algunos “tips” para cumplir su ministerio pastoral.
Una reunión informal, todos sentados en círculo, salpicada principalmente por testimonios, sugerencias y el ánimo de servir a los pobres, además de los días dedicados a "aprender" cómo ser obispos, qué retos afrontar, qué temas seguir.
Alrededor de 200 nuevos obispos participantes en el curso de formación promovido por los Dicasterios para los Obispos y para las Iglesias Orientales fueron recibidos esta mañana por el Papa Francisco en la Sala Clementina.
El encuentro fue privado para permitir una conversación libre entre el Papa y los prelados (había muchos latinoamericanos), en este caso los que participaron en la segunda ronda del curso, celebrada del 12 al 19 de septiembre en el Ateneo Regina Apostolorum de Roma.
La primera ronda inaugurada por una misa celebrada por el cardenal secretario de Estado Pietro Parolin, se había celebrado en cambio del 1 al 8 de septiembre. En esta oportunidad, en representación de la Iglesia argentina estuvieron los obispos José Luis Corral SVD (Añatuya), Pablo León Hakimian (eparca de los armenios en la Argentina), Darío Rubén Quintana OAR (Cafayate), Jorge Esteban González (auxiliar de La Plata), Jorge Luis Wagner (auxiliar de Bahía Blanca) y José Adolfo Larregain OFM (auxiliar de Corrientes).
Francisco recibió a los participantes del curso -una tradición iniciada en 2000 bajo el pontificado de Juan Pablo II y dedicada este año al tema "Anunciar el Evangelio en el cambio de época y después de la pandemia: el servicio del obispo"- en la Sala Clementina.
Incluso entonces, no hubo un discurso escrito, sino una discusión confidencial, como dijo el obispo auxiliar de São Paulo, monseñor Angelo Ademir Mezzari, a la edición portuguesa de Vatican News.
El pontífice, dijo, había dado la bienvenida a los presentes con un mensaje, el de no olvidar la cercanía a los pobres, consciente de que todo está interconectado y todo necesita cuidados en este planeta. Entonces había querido escuchar directamente a sus invitados, sus historias, sus demandas y peticiones. Todo esto duró alrededor de una hora y media.
La misma pauta se reprodujo este lunes en un clima "sinodal", como explicó al micrófono de Andressa Collet el obispo brasileño Maurício da Silva Jardim, que asumirá la dirección de la diócesis de Rondonópolis-Guiratinga (MT) el 23 de octubre.
“Sinodal", precisó el prelado, fue también el ambiente de la semana de trabajo en el Regina Apostolorum, durante la cual, a la luz del Magisterio del Papa Francisco, los ponentes se centraron en un tema y dieron la palabra a la asamblea, que pudo "expresarse, plantear los temas y problemas concretos de la realidad, como el hambre, la violencia, la desigualdad social, la migración, las crisis políticas y sanitarias, la ética y las cuestiones sociales en el mundo".
Los cerca de 19 nuevos obispos brasileños también pudieron llamar la atención de los participantes en el curso y del Papa sobre los principales problemas que desfiguran el rostro de la Amazonia, como la minería, la explotación y la deforestación ilegal.
Durante el curso se profundizó en algunos de los textos de Francisco -Amoris laetitia, Fratelli tutti y Laudato si', en particular- y se discutieron algunos de los puntos clave del pontificado de Jorge Mario Bergoglio, como la familia y la fraternidad universal a través de la promoción humana integral.
Fue, dice monseñor Jardim, "una oportunidad para caminar juntos en diferentes frentes, pero compartiendo el espíritu misionero de la Iglesia, animándonos a ser 'pastores del pueblo' y ofreciendo elementos para actuar en nuestras diócesis, como retos pastorales de la Iglesia y a través del principio establecido por el Papa Francisco de una Iglesia misionera, sinodal, de comunión y participación".
El sábado pasado se recibió en audiencia a otro grupo de obispos, los pastores de tierras de misión que participaron en otro seminario de formación en Roma, organizado por el Dicasterio para la Evangelización. En un diálogo abierto, el Papa -en audiencia privada- instó a los prelados a vivir la cercanía de los pastores, primero con Dios, luego la comunión entre los episcopados y con los sacerdotes, sin olvidar a los fieles.
Según informó al padre Joan Pacheco el Vicario Apostólico de Caroní en Venezuela, Monseñor Gonzalo Ontiveros, en la audiencia los obispos tuvieron la oportunidad de compartir con el Papa sus experiencias de trabajo misionero, dando así pie a la reflexión del Pontífice. En particular, Francisco reiteró la importancia de la oración en el ministerio episcopal porque si un obispo no reza, se aleja de Dios y "se marchita".
También, informa Ontiveros, el Papa pidió una mayor unidad entre los obispos como "hermanos en el episcopado" y una mayor cercanía con los sacerdotes, los colaboradores, las comunidades parroquiales: "Respondan, llámenlos. Estén atentos a sus necesidades", dijo el Papa Francisco. Entre las recomendaciones, también las de alejarse de las manías de protagonismo y autorreferencialidad y del proselitismo, que es diferente de la "evangelización" que debe realizarse "al estilo de Jesús".
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