La iniciativa es impulsada por la pastoral misionera, juvenil y vocacional de la diócesis, que agradeció a Dios "por estos días en los que hemos podido experimentar la alegría de ser comunidad".
Por segundo año consecutivo, la misión juvenil de Añatuya tuvo lugar en la localidad de Lilo Viejo, un paraje rural perteneciente a la parroquia Nuestra Señora del Valle, en Tintina.
Un grupo de 45 jóvenes misioneros, cuatro sacerdotes, una misionera consagrada y tres seminaristas, provenientes de distintos puntos de la diócesis (Añatuya, Bandera Belgrano, Bandera Bajada, Matará, Tintina, Campo Gallo, El Colorado, Monte Quemado y Quimili) participaron de la misión que se llevó a cabo del 26 al 30 de diciembre.
La iniciativa es impulsada por la pastoral misionera, juvenil y vocacional de la diócesis de Añatuya, que agradeció a Dios “por estos días, en los que hemos podido experimentar la alegría de ser comunidad”.
“A través de momentos de oración y formación, fuimos experimentando la fuerza que nos da Jesús para caminar juntos y poder llevar la Palabra de Dios a los niños, jóvenes y adultos que nos esperaban”, explicaron desde la diócesis, y añadieron: “Hemos podido compartir con el pueblo la alegría de primeras comuniones, confirmaciones y bautismos, de jóvenes y niños de Lilo viejo y Quilumpa, que durante todo el año recibieron la catequesis; la fuerza del Evangelio se ha hecho canto, juegos, visitas a las familias, catequesis y mates compartidos”.
Ahora, confían al Señor todos los frutos de esta misión, para “que, en los corazones de los misioneros y en todas las familias a las que hemos visitado, siga creciendo la semilla de la alegría y la luz de la esperanza que contagia la Vida”.
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