La comunidad islámica de León

La comunidad islámica de León

Son las 6:23 de la mañana y la noche retiembla en León. Las persianas están aún bajadas y el silencio impera en las calles, salvo en el barrio leonés de La Sal, donde los musulmanes acuden a realizar el primero de los cinco rezos diarios. 15 minutos antes el Imam ha orado el adhan para llamar a los fieles.

Un buen ramillete de religiosos se dan cita, una mañana más, en la Mezquita La Paz, situada en un entorno donde abundan practicantes de esta doctrina.

Como el canto de un gallo, pero en árabe. El despertador de los vecinos de este barrio no es una alarma, sino la llamada a la oración desde la Mezquita. Así comienza un día cualquiera en La Sal desde 2009, año en el que se abrió ese espacio porque las dos primeras se quedaban pequeñas. Algo que en un tiempo no muy lejano acabará ocurriendo también en esta «porque esto (el número de musulmanes) va ir a más».

Aumento imparable

Desde que en los años 70 llegasen musulmanes al Bierzo para trabajar en la mina y abriesen dos de las primeras mezquitas oficiales de España, el número de seguidores del islam no ha parado de aumentar en el país. Ha sido de forma más incisiva de unos años hacia aquí cuando las cifras han subido casi de manera exponencial por dos principales motivos: la inmigración y la proliferación vital de foráneos musulmanes, familias que pasan ya por su tercera generación.

Las últimas cifras de 2023 contabilizan en 7.874 los musulmanes en León, aunque «hay bastantes más porque muchos han tenido hijos con DNI español y no les cuentan como musulmanes», comenta Samad Ouyhia Kharraz, presidente de la comunidad islámica la Paz de León. El aumento ha procurado una mejoría de la percepción pública del islam en la provincia leonesa, aunque el camino no es nada fácil. «En 2009, cuando abrimos esta mezquita, la gente estaba preocupada por lo que había pasado cinco años antes en el 11-M, pero la gente ya sabe cómo somos y no tenemos ningún problema», reconoce Samad.

La mayoría de musulmanes en León proceden de Marruecos, seguido de Senegal, Argelia, Pakistán, Malí y Siria. Los que no son nacidos en España pero viven en León, según el estudio referido, en 2023 eran 4.926, mientras que españoles seguidores del islam ascendían a 2.948.

Ramadán, época alta

León tiene 3 mezquitas en la ciudad y nueve a nivel provincial, lo que la coloca como la segunda de Castilla y León sólo superada por Valladolid. «Cualquier español tiene un amigo o compañero musulmán en su trabajo, esa convivencia nos da la oportunidad de conocernos más y mejorar la sociedad», reflexiona el presidente. En lo que respecta a la actividad de la Mezquita Grande -como llaman ellos a la de la Paz-, supone un centro que en diversas fechas aúna a gentes de todo tipo: «Cuando hacemos campañas de donación de sangre vienen muchos vecinos», explica, «algo que también pasa en Ramadán, que vienen a romper el ayuno». En época de Ramadán los rezos se multiplican y en horario nocturno llega a haber cuatro, con todo lo que eso conlleva de ruido. Hasta 400 personas se llegan a reunir algunas veces con motivo de rezo en esos días. «Les pedimos disculpas y les avisamos de que en esas semanas haremos un poco de ruido por las noches, pero no suele haber ningún problema», admite.

A mayores de Ramadán, los viernes son el día grande de la semana para los musulmanes. Igual que para los cristianos un domingo o un sábado para los judíos. «El viernes es importante venir, puedes no hacerlo si estás enfermo o tienes que trabajar, pero se debe venir siempre», comenta Samad. «Ese día el imán intenta indicar a la gente lo que han hecho mal y cómo corregirlo», a lo que añade que después de los cinco minutos que suele durar cada rezo, «puedes ir a hablar con el Imam y pedirle consejo personal».

Cementerio musulmán y comida halal

El orgullo con el que Samad cuenta la situación musulmana en León es palpable. Incide cada poco en que el aumento musulmán no ha acabado y advierte de las medidas que habrá que tomar una buena adaptación al medio. Sus advertencias se centran, sobre todo, en dos puntos: cementerio y comida halal. A día de hoy, en el cementerio municipal de la ciudad existe un espacio reservado para los fallecidos fieles de Alá, pero que se va a quedar pequeño más pronto que tarde. «Hay familias enteras musulmanes y cuando los mayores empiecen a morir se va a terminar el espacio», denuncia a la vez que subraya la necesidad de un cementerio exclusivamente musulmán. «¿Para qué les van a trasladar a su país si llevan toda la vida aquí?», se pregunta.

En lo respectivo a la comida halal, cifra en siete las carnicerías leonesas que comercializan con ese tipo de carne y no le parecen suficientes. «Todos pueden comer halal, cristianos y judíos pueden comerlo sin ningún problema», dice, aunque los segundos sólo se alimentan de carne kosher, un ritual similar al halal, pero sin rezar ninguna oración específica como sí se hace en el ritual musulmán. Se trata de algo que va a incrementarse a corto, a medio y a largo plazo, por lo que Samad va más allá y pide un matadero halal en León, algo que califica como «necesario».

Religión islámica

Otra de las demandas que externalizan es la de impartir religión islámica en los colegios, pero que nunca se acaba añadiendo al horario escolar porque no se alcanza el número mínimo de alumnos que la cursarían. «En Lancia y Giner de los Ríos hay mucho musulmán, podrían juntarse y estudiarla todos juntos», propone para paliar el problema de la insuficiencia numérica.

Mantener una mezquita como la de la Paz puede llegar a costar mil euros mensuales sin contar el alquiler. En las tres de León da la casualidad que ninguna está alquilada y son propiedad de diferentes comunidades, pero en la provincia muchas están de arrendamiento. La financiación de las mismas corre a cargo de los propios fieles, que realizan donaciones que no sólo van para su mezquita. «Puede venir uno de Soria diciendo que quieren construir una allí y lo recaudado ese día se dona para eso», explica Samad.

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