La misa en el santuario mariano nacional fue presidida por el arzobispo Jorge Scheinig, quien animó a seguir el camino sinodal sin miedos, y a afrontar la vida con fe y esperanza.
La comunidad arquidiocesana de Mercedes-Luján peregrinó este domingo 11 de mayo, solemnidad de la Ascensión del Señor, a la basílica de Nuestra Señora de Luján, para “poner bajo su mirada y cuidado la misión de nuestra querida Iglesia peregrina”.
La ocasión sirvió, además, para encontrarse, reflexionar, celebrar juntos y compartir en torno a María de Luján.
La jornada comenzó por la mañana en el Colegio Nuestra Señora de Luján, de los Hermanos Maristas, con las palabras de bienvenida del arzobispo de Mercedes-Luján, monseñor Jorge Eduardo Scheinig, y una reflexión conjunta.
Luego del almuerzo fraterno, se inició la peregrinación hacia la basílica santuario, para rezar a los pies de María de Luján y celebrar juntos la Eucaristía, que presidió el arzobispo y concelebró el obispo auxiliar, monseñor Mauricio Landra, junto a sacerdotes de las comunidades arquidiocesanas.
“Con mucha alegría y emoción, vivimos la peregrinación, caminando juntos como Iglesia particular, viviendo esta nueva experiencia sinodal a la que se nos anima en cada acción”, se destacó desde el Arzobispado.
En la homilía, monseñor Scheinig reflexionó a partir del lema de la peregrinación y de la celebración por los 90 años de la arquidiócesis: “Nuestra esperanza tiene historia”.
“Para vivir este tiempo con esperanza, necesitamos descubrir que Dios está vivo, y lo podemos hacer mirando hacia adelante, hacia el futuro, pero también hacia atrás, hacia nuestra historia”, sostuvo.
El arzobispo pidió que, “celebrando los 90 años de vida, se tomen el tiempo de hacer la memoria de sus vidas comunitarias y que, luego, lleven todo lo descubierto a las eucaristías y celébrenlo”.
“Cuando descubran que Dios estuvo en ese momento de la historia de la comunidad, por favor, celébrenlo, no dejen de llevarlo a la acción de gracias, que la comunidad hace el día del Señor”, destacó.
Tras recordar que el camino sinodal arquidiocesano busca descubrir cómo hacer juntos ese “vayan por todo el mundo”, que es el mandato misionero de Jesús, sostuvo que Jesús invita a salir a evangelizar, sin miedos que paralicen.
“Que nuestra Iglesia les abra las puertas de verdad a los pobres, porque de todo esto, de vivir sin miedos, de afrontar la vida con fe y esperanza, saben mucho, muchísimo y podrían muy bien evangelizarnos a los que muchas veces nos creemos seguros, que no necesitamos ni de los otros, ni de Dios”, deseó.
“Estamos en la Casa de Nuestra Madre, que es nuestra Casa. ¿Nos damos cuenta de lo que esto significa? Somos la Iglesia que debe cuidar de Ella, y esto significa que debemos facilitar que los millones de personas que aquí se acercan, sin hacer de nuestra parte ningún esfuerzo, puedan encontrase con Ella. Aquí hay un pozo de sabiduría pastoral. Aquí podemos encontrar muchas de nuestras claves y núcleos pastorales. Aquí podemos descubrir cómo hacer evangelización y catequesis hoy”, concluyó.
Al final de la Eucaristía, monseñor Scheinig bendijo a las comunidades presentes y al pueblo fiel que visitó ese día la casa de la Virgen de Luján, patrona de la Argentina, e invocó también a Nuestra Señora de las Mercedes, patrona de la arquidiócesis.
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