El viaje del Papa Francisco a Bulgaria
«A ustedes, que conocen el drama de la marginación, me permito sugerir que no cierren los ojos, el corazón y la mano a quien toca a sus puertas». El Papa Francisco, en Sofía, habla al pueblo búlgaro, pero, a tres semanas de las elecciones europeas, reflexiona sobre un tema crucial en esta campaña electoral: los migrantes. Y sus palabras resuenan fuerte y claro en todo el Viejo Continente y, en particular, precisamente en los estados del este en los que el flujo de extranjeros choca con puertas cerradas o muros.
Bergoglio está preocupado por las turbulencias que amenazan la estabilidad europea, insiste a menudo en sus llamados a los valores de unidad y solidaridad sobre los que hay que basar el «alma» de las instituciones de Bruselas. Y, en este sentido, no hay que menospreciar una escena que sucedió durante el vuelo que de Roma le llevó a Sofía, ayer por la mañana. Francisco expresó aprecio por el título “Salvar a Europa” del libro escrito por Enzo Romeo, enviado del telediario italiano Tg2. El Papa también habló sobre la corona de estrellas que simboliza la UE, cuyo origen es la imagen de la Inmaculada Concepción: «No quisieron citar las raíces cristianas, pero Dios se vengó así”, comentó con ironía refiriéndose a la falta de alusión al papel del cristianismo en el Tratado de Lisboa.
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En Bulgaria los católicos representan solo el 1%, frente al 84% de ortodoxos y el 8% de musulmanes: por ello, la visita del Papa no llena de gente la capital, por las vías y en las plazas de Sofía se puede pasear sin problemas entre la catedral de San Aleksander Nevsky, las iglesias ortodoxas y las vías comerciales del centro. Pero, al mismo tiempo, llega una agradable sorpresa para el mundo católico: en la misa de la plaza Knyaz Alexandar I particiaron más personas de lo previsto: 12 mil y no las 7 mil que se pensaba.
Frente a las mayores autoridades, desde el presidente Rumen Radev hasta el primer ministro Boyko Borisov, Francisco indica que, «a treinta años del final del régimen totalitario», Bulgaria debe afrontar «el fenómeno de los que tratan de entrar a sus confines, para huir de guerras o de la miseria, y que tratan de llegar a las zonas más ricas del continente». Una cuestión que el Papa seguirá afrontando con mayor énfasis durante este 6 de mayo, con la visita a Vrazhdebna, que acoge a refugiados sirios e iraquíes.
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