Recuperar la confianza y una cultura de valores. El auspicio de Margarita Stolbizer y Cristina Calvo, mujeres políticas argentinas, a la luz de la visión profética de Chiara Lubich sobre el continente Latinoamericano. #politics4unity.
América Latina es unidad y diversidad y su camino a la integración es la que la hace fuerte. Es un designio, aún no totalmente alcanzado, sin duda. En América Latina hay una común-unidad de sentimientos, emociones, lazos de fraternidad sobre la base de una historia compartida. Esa es la mirada profética que tuvo Chiara Lubich sobre la Región y hacia donde fatigosamente nos vamos encaminando.
Las democracias en América Latina, si bien se han ido consolidando tras los procesos democratizadores post-dictaduras y de integración regional, no han continuado una línea de mejora progresiva en cuanto a la calidad de la misma. América Latina debe afrontar un futuro incierto y complicado. El crecimiento económico vivido en los últimos años no consiguió erradicar completamente la pobreza y casi no modificó la desigualdad social y mucho menos la inseguridad ciudadana.
Y acá es donde entonces aparece el vínculo tan estrecho entre la política y la idea de fraternidad. La idea de fraternidad, sobre todo en el testimonio y en la palabra de Chiara Lubich, tiene que ver con dos elementos centrales de la política. Un elemento es la idea de la política como proyecto colectivo de América Latina que transcienda a nuestras individualidades implica, sin duda, un acto de comunión, un acto de fraternidad, porque es el reconocimiento del otro y el instrumento principal para la construcción del proyecto colectivo, es el diálogo. El respeto de la diversidad. Y el otro elemento, es la perspectiva del mediano plazo. La idea de que se trabaja para acciones que tal vez uno ni siquiera llegue a ver es el mayor acto de grandeza que la política tiene.
En estos cuatro espacios: el Estado, las organizaciones sociales, el sector privado y en el sector del conocimiento, Chiara Lubich ha dado impulso a numerosas iniciativas y liderazgos, no sólo en la Región sino en todo el mundo.
El acceso a los derechos básicos, a la educación y el acceso al trabajo han sido y deben volver a ser los pilares fundamentales de la construcción de una identidad nacional. Y eso tiene que estar en la agenda, en la agenda de las prioridades, sobre todo sociales. Hay que recuperar las instituciones no pensadas como edificios, sino pensadas justamente como el ámbito en el cual se consagran, se aseguran los derechos de las personas y se hace operativo el ejercicio de esos derechos, para que esto no sea simplemente una cuestión declamatoria o retórica de los derechos que se tienen, sino que realmente se puedan ejercer.
Y el aporte de Chiara Lubich nos puso de relieve la dimensión ética de la política que tiene que ver con la transparencia y que está vinculada de manera directa con la idea de la fraternidad, que es la ética que nos permite indignarnos de la misma manera frente a la corrupción que frente a la pobreza y a la desigualdad.
Creemos que América Latina, desde la mirada de la política, tiene que recuperar un modelo y un proyecto de desarrollo económico productivo con inclusión social que asegure el acceso a la integralidad de los derechos humanos y a generar y mantener condiciones de vida digna. Necesitamos recuperar liderazgos confiables, liderazgos previsibles, liderazgos ejemplares. Sobre todo, la idea de la ejemplaridad que no disciplina ni con dinero ni con compra de voluntades, sino que lo hace con la conducta, con el ejemplo. Pero también una ejemplaridad que no basta que sea individual sino que construya liderazgos colectivos, participativos. No hay proyecto de desarrollo que no defina como prioritaria la solución de la situación de los sectores más vulnerables, de los sectores más pobres.
Recuperar también la idea de la fraternidad como valor vinculado con las prioridades de esa agenda pública. Necesitamos recuperar una política de convicciones. Eso implica la aceptación de la diversidad. Recuperar además la confiabilidad, la previsibilidad, la representación que tiene que ir de la mano de la confianza. En Argentina y en el resto de América Latina necesitamos recuperar la confianza y por sobre todas las cosas una cultura de valores, una cultura de valores éticos encarnados en la práctica y en el pensamiento político. Y aquí es donde vuelven a aparecer los principios y el testimonio de vida por el cual hoy estamos homenajeando a Chiara Lubich. Para América Latina, Chiara Lubich suma carisma, saber, liderazgo, acción y destino. En ese destino, en ese compromiso, estamos nosotros.
Por Margarita Stolbizer (argentina, abogada, diputada nacional, presidenta del Partido Generación para el Encuentro Nacional–GEN y candidata 2015 a la Presidencia de la República, por el centro-izquierda) y Cristina Calvo (argentina, economista, dirigente en el Partido Generación para el Encuentro Nacional–GEN)
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