"Tus caminos son una locura, destruyen mi humanidad, pero son los únicos que quiero recorrer"
El pasado 8 de marzo en la Ciudadela Lía, del Movimiento de los Focolares, en O´Higgins, Provincia de Buenos Aires, se desarrollaron los actos en conmemoración de los 30 años de la partida al paraíso de la Sierva De Dios Cecilia Perrín de Buide. Cientos de personas de toda latinoamérica llegaron hasta la ciudadela, la mariápolis permanente en el medio de la pampa argentina. Millones son los que conocen la historia de Cecilia en todo el mundo, y quienes creen en las características de santidad del acto concreto de Cecilia de dar la vida por su hija. Aceptar un cáncer estando embarazada, rechazar el tratamiento para no poner en riesgo la vida de su hija por nacer, elegir la vida de su vientre antes que la propia. La niña nació, y Cecilia partió meses después. Aquí su historia...
Una historia de vida que trajo esperanza.
A 30 años del fallecimiento de Cecilia Perrin de Buide.
El 1 de marzo de 1985 María Cecilia Perrin de Buide hizo crecer en los corazones argentinos la esperanza de la vida marcando para siempre esa vocación por el amor a Dios.
Ella nos dejó una gran enseñanza que debemos poner en práctica diariamente, la de amar la vida en todo sentido. “Alegría y Esperanza” fue su mensaje que dejó la historia de vida de esta sierva de Dios.
María Cecilia Perrín nace en nuestra ciudad el 22 de febrero de 1957, hija de Angelita y Manolo Perrín, es bautizada en la parroquia de María Auxiliadora, el 27 de febrero de 1957, es la tercera de cinco hermanos: María Inés y Jorge, los mayores; Eduardo y Teresa, los menores. Realiza sus primeros pasos en los Sacramentos de Iniciación Cristiana en la parroquia de María Auxiliadora, recibiendo su primera comunión el 25 de Octubre de 1964 y su confirmación el 19 de noviembre de 1964.
El ámbito familiar en el cual se desenvuelve la vida de la joven Cecilia es de profundas raíces católicas. Familia abierta al Espíritu Santo, caló muy profundo en el seno de ésta, la espiritualidad de Chiara Lubich y el movimiento fundado por ella: “Los Focolares”. Fueron una de las primeras familias que adhirieron a este movimiento en Punta Alta.
El 20 de mayo de 1983, luego de dos años de noviazgo, Cecilia contrajo matrimonio en la parroquia de María Auxiliadora con Luis Buide. En febrero de 1984, estando embarazada, se le diagnosticó cáncer. Toma la firme energía de aceptar la voluntad de Dios y se apoyó en cuatro pilares: Su profunda Fe, su amor a “Jesús Abandonado”, el afecto de su esposo, familiares y amigos y la fuerza de la unidad con quienes compartía su cristiano y católico ideal de vida.
El diagnóstico era irreversible. No obstante, había una gran alegría por la ilusión de la nueva vida que llegaría. Los médicos consideran realizar un “Aborto Terapéutico” para poder salvar la vida de Cecilia. Ella, se niega rotundamente a ello por su férrea convicción cristiana y sabiendo que era imposible su supervivencia luego de dar a luz; pronuncia su entrega y confianza total con serenidad y claridad al Señor. Ella escribe: “... Hoy le pude decir a Jesús que sí. Que creo en su amor más allá de todo y que todo es Amor de Él. Que me entrego a Él”.
El 1 de marzo de 1985, alrededor de las 21:00 hs., María Cecilia Perrín de Buide falleció a la edad de 28 años.
Sus restos mortales descansan en la Mariápolis Lía en O´Higgins, (Buenos Aires), por expreso pedido de ella, para que aquellos que la fueran a ver, encontraran un lugar de alegría y esperanza y no de muerte y desolación.
Su fama de santidad, su heroicidad en la entrega, su ejemplo de vida cristiana (que asombra aún fuera de la Iglesia Católica) y muchas gracias que fueron escuchadas y concedidas, han hecho que se comience su causa de beatificación.
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