¿Habrá un nuevo presidente católico?
Desde que el 20 de enero de 1961, John Fitzgerald Kennedy se convirtió en el trigésimo quinto presidente de Estados Unidos (EU), los católicos comenzaron a tomar más relevancia en un país de mayoría protestante (al día de hoy, 48 por ciento de los adultos estadounidenses se declaran protestantes, por 21 por ciento que se declaran católicos).
El año que Kennedy asumió la presidencia, y a pesar de que el presidente era católico –el primero en la historia de EU–, el Congreso solamente contaba con 19 por ciento de congresistas católicos, y en la Corte Suprema había un solo juez católico, William J. Brennan, quien fuera el único juez católico durante tres décadas.
A partir de ese momento, el número de católicos que han ocupado y ocupan puestos relevantes en la vida pública del país Norteamericano ha ido en aumento. Sobre todo dentro de los tres poderes de la Unión. De la Corte Suprema al Congreso, pasando por la Casa Blanca, los católicos son una de las fuerzas políticas más decisivas –junto con los hispanos– en el país más poderoso del mundo.
Un Congreso con marcado acento católico
El pasado 3 de enero, se inauguró el 116º Congreso. A pesar de que hay cinco congresistas católicos menos que antes, el número de congresistas católicos es el tercero más alto en la historia: 163 de un total de 534 congresistas (30,5 por ciento del Congreso).
Además, veteranos políticos católicos ocupan puestos fundamentales, como la demócrata Nancy Pelosi, que vuelve a ocupar la presidencia de la Cámara Baja, relevando en el puesto a otro católico, el republicano Paul Ryan. Y entre las caras nuevas en el Capitolio, destacan políticos católicos con una brillante carrera por delante, como la demócrata de Nueva York Alexandria Ocasio-Cortez, la congresista más joven en la historia de EU, nacida en el Bronx de padres puertorriqueñas.
Otro dato que llama la atención: El 30 por ciento de los nuevos congresistas son católicos. Algo que influyó en la conformación de la bancada católica en el Congreso. Debido al triunfo de los demócratas en las elecciones intermedias, en el 116º Congreso el partido con más congresistas católicos es el Demócrata con 87, en comparación con los 54 congresistas católicos que militan en el Partido Republicano.
En la legislatura anterior, por ejemplo, los demócratas católicos eran tan solo cuatro más que los republicanos. Esto significa que la Iglesia católica en EU tendrá más aliados en temas sociales y de inmigración, pero un apoyo menos nutrido en temas de vida y familia.
Galería fotográfica La Corte católica
La Corte Suprema de Estados Unidos cuenta con nueve jueces en total. Al ser uno de los tres poderes de la Unión, la Corte es una institución esencial en la vida democrática estadounidense, y las decisiones que toman los jueces determinan, en gran medida, la conformación social, económica y cultural del país.
A principios del siglo XIX, era muy raro que entre los jueces de la Corte Suprema figurara algún católico. El primer juez católico de la Corte Suprema, Roger B. Taney, fue nombrado por el presidente Andrew Jackson en 1836. Y tuvieron que pasar casi seis décadas para que fuera nombrado el segundo juez católico, Edward Douglass White, en el año 1894.
Desde comienzos del siglo pasado, las cosas cambiaron. Durante todo el siglo XX, de forma ininterrumpida, ha habido por lo menos un juez católico en la Corte Suprema, en lo que era una tradición no escrita conocida como el asiento católico.
Sin embargo, en las últimas dos décadas, la Corte Suprema pasó de tener un asiento católico a ser la Corte católica. Ahora mismo, cinco de los nueve jueces son católicos, y un sexto, Neil Gorsuch, fue criado como católico. Entre los jueces católicos figura la primera jueza de origen hispano, Sonia Sotomayor.
¿Un nuevo presidente católico?
Desde que fuera asesinado Kennedy el 22 de noviembre de 1963, ningún católico ha vuelto a ocupar la Casa Blanca. Ha habido algunos candidatos, como el hermano menor de Kennedy, Robert –asesinado durante las primarias Demócratas–, y el republicano Newt Gingrich –vencido en las primarias de 2012 por Mitt Romney–, entre otros; pero ningún católico ha vuelto a ganar la presidencia.
Sin embargo, uno de los nombres que suena con más fuerza para enfrentarse a Donald J. Trump en las próximas elecciones de 2020, es el de Joe Biden, un católico nacido en Scranton, Pensilvania. A pesar de que no ha hecho pública su intención de buscar la presidencia de EU, Biden es uno de los hombres fuertes –y con mayor experiencia– del Partido Demócrata.
Biden, vicepresidente durante la presidencia de Barack Obama –primer vicepresidente católico en la historia de EU–, ha intentado dos veces ser presidente: 1988 y 2008. En las dos ocasiones quedó fuera del camino muy temprano en la contienda. Ahora, después de ocho años como segundo al mando, las encuestas lo colocan como el demócrata con mayores posibilidades de llevarse las primarias, y, por lo tanto, de ser el elegido para enfrentar a Trump en unas elecciones de pronóstico reservado.
Dos corrientes, una sola fe
A pesar de que los católicos ocupan puestos prominentes en el tres poderes de la Unión, existe una fuerte división entre ellos. Tradicionalmente, el Partido Demócrata era el partido de los católicos. Kennedy era demócrata, y todos los inmigrantes irlandeses, italianos y mexicanos –católicos–, fueron acogidos por el partido azul.
Sin embargo, en los últimos años, muchos católicos se han ido al Partido Republicano. Temas como la defensa del aborto por parte del Partido Demócrata, han alienado a millones de votantes católicos, que no ven en el partido que antes los representaba un reflejo de su voz y sus creencias.
El dilema es profundo. Porque del otro lado, los republicanos con Trump a la cabeza, manejan una agenda de corte nacionalista, que olvida la dignidad de los inmigrantes, apoya a las clases ricas, ignora los problemas sociales, depreda los recursos naturales y desprecia la colaboración mutua entre las naciones. Principios contrarios a la Doctrina Social Cristiana.
En el fondo, los católicos estadounidenses no parecen tener una sola voz que represente sus valores. A pesar de que cinco de nueve jueces de la Corte Suprema son católicos, a pesar de que una tercera parte de los congresistas son católicos, y pesar de que el voto católico define las elecciones, los católicos estadounidenses no han logrado conformar un frente común, que aporte una voz coherente al diálogo democrático, no de imposición religiosa, pero sí de búsqueda sincera del bien común.
Comentá la nota