Durante la audiencia general del último miércoles de noviembre – celebrada en el Aula Pablo VI de la Ciudad del Vaticano y en la que participaron varios miles de fieles y peregrinos procedentes de numerosos países – el Papa Francisco concluyó su serie de catequesis dedicada a la misericordia.
En esta ocasión se refirió a la última obra de misericordia espiritual que pide que se rece por los vivos y por los difuntos, a la que también se puede unir la última obra de misericordia corporal que invita a sepultar a los muertos. A propósito de esta última petición, que puede parecer extraña, el Santo Padre– hablando en italiano – recordó que esta obra es tristemente actual, si tenemos en cuenta las zonas del mundo que viven bajo el flagelo de la guerra, con bombardeos que día y noche siembran miedo y víctimas inocentes.
Tras destacar algunos pasajes de la Biblia el Pontífice afirmó que para los cristianos, la sepultura es un acto de piedad y de gran fe al mismo tiempo, que encuentra especial resonancia durante el mes de noviembre dedicado de modo especial al recuerdo y a la oración por los difuntos. Sí, porque rezar por los difuntos – dijo – es, ante todo, un signo de reconocimiento por el testimonio que han dejado y por el bien que han hecho. Y es un agradecimiento al Señor por su amor y su amistad. De ahí su invitación a rezar con esperanza cristiana para que ellos estén con Él en el paraíso, en espera de volver a encontrarnos todos juntos en este misterio de amor que no comprendemos, pero que sabemos que es verdadero porque es una promesa que Jesús ha hecho.
Naturalmente – dijo también el Obispo de Roma – el recuerdo de los fieles difuntos no debe hacer que nos olvidemos de rezar por los vivos, que junto a nosotros afrontan las pruebas de la vida. Y concluyó esta última catequesis sobre la misericordia invitando a los fieles a comprometerse a rezar unos por otros para que las obras de misericordia sean cada vez más el estilo de nuestra vida.
(María Fernanda Bernasconi - RV).
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