El representante de una organización especializada en ayudar a los judíos de la diáspora que deciden emigrar a Israel destacó en diálogo con la Agencia AJN que para antes del Año Nuevo judío tienen previstos cinco vuelos al Estado hebreo con un total de casi 250 nuevos inmigrantes argentinos.
Leonardo Naidorf, el representante en Argentina del Keren Leyedidut, una organización que brinda ayuda a los judíos de la diáspora que deciden emigrar a Israel, destacó en diálogo con la Agencia AJN que en el país manejaban “un promedio de 25 personas por vuelo de inmigración y ahora ese promedio está subiendo a 45 personas”.
Según Naidorf, los inmigrantes argentinos están compuestos por “jóvenes que van a realizar sus estudios universitarios o van a desarrollar su vida profesional en Israel; personas o familias con dificultades económicas y que buscan en Israel una nueva oportunidad para relanzar sus vidas; y gente que necesita cambiar su horizonte de expectativas por algo que les brinde más certezas en el futuro para ellos y sus hijos”.
-¿Cómo es actualmente la situación de los inmigrantes argentinos que deciden irse a Israel?
-La proyección que considerábamos a principio de año se mantiene. Es decir que es muy probable que los números de la inmigración de 2022 sean iguales o quizás algo superiores a los de 2021. Si bien en algún momento considerábamos una baja o una cierta estabilización de los niveles de inmigración tradicionales de Argentina, lo cierto es que todavía es importante y se vienen vuelos muy cargados para lo que es el segundo semestre.
Leonardo Naidorf
-¿De cuánta gente estamos hablando?
-Nosotros en general tenemos un promedio de dos vuelos por mes y lo que manejábamos era un promedio de 25 personas por vuelo. Y ahora ese promedio está subiendo a 45 personas. En el segundo semestre tenemos casi un mes en el cual la inmigración se ve paralizada por las festividades judías. Pero suponemos que en total, en todo el año, serán unas mil personas.
-¿Cuál es la característica de quienes emigran a Israel, teniendo en cuenta la crisis económica de Argentina?
-Nosotros tenemos dos componentes tradicionales de inmigrantes. Por un lado, jóvenes que van a realizar sus estudios universitarios o van a desarrollar su vida profesional recién recibidos en Israel. Otro componente tradicional tiene que ver con aquellas personas o familias con dificultades económicas y que buscan en Israel una nueva oportunidad para relanzar sus vidas. Y la novedad de estos últimos tiempos es un tema más relacionado a las expectativas. Es decir, no es tanto la gente que tiene un apremio inmediato, sino que necesita cambiar su horizonte de expectativas por algo que les brinde más certezas para ellos y sus hijos. En estos casos se trata de familias con hijos chicos.
-¿Estás observando un componente importante de jóvenes en este momento?
-Sí, pero es un componente más tradicional de la inmigración. No responde necesariamente a un momento específico ni de Israel ni de Argentina, sino que es un flujo tradicional. Muchos jóvenes judíos, así como en algún momento de sus vidas optan por diferentes planes educativos que tiene el Estado de Israel y diferentes organizaciones para tener experiencias temporales, muchos de ellos optan por residir en Israel. Esto es una tradición sostenida, que no tiene necesariamente un componente ideológico, aunque a veces sí, sino que tiene que ver con que Israel representa una plaza con enorme calidad académica y enormes oportunidades profesionales. Y al mismo tiempo con la sumatoria de que el inmigrante tiene condiciones que lo favorecen enormemente. Tiene estudios universitarios de grado y posgrado pagos, ciudadanía inmediata y cobertura de salud. Condiciones que en ningún otro país del mundo hay.
-¿Se puede hacer alguna analogía entre el 2001 y la crisis actual en Argentina respecto a la inmigración a Israel?
-No. Porque más allá de la cantidad de personas, yo no le veo un componente de emergencia. En aquellos tiempos se redoblaron esfuerzos que serían comparables a lo que el Estado de Israel está haciendo con Ucrania. Porque en 2001/02 no solamente hay que prestar atención al perfil del inmigrante, sino también a todos los esfuerzos que el Estado de Israel redobló para favorecer esa inmigración. Por ejemplo, la mejora de ciertas condiciones, la aceleración de ciertos procedimientos administrativos, etc. En la actualidad, hablamos de un aumento de cantidad, pero de una inmigración bastante ordenada, planificada, normal. Aunque está por encima del promedio de la inmigración argentina, no es equiparable a lo que ocurrió en 2001.
-¿Esto tiene que ver con que hay una buena asistencia social en la Argentina para quienes la están requiriendo?
-En parte sí. En el caso de la comunidad judía local, está muchísimo más organizada que lo que estaba entonces, cuando se organizó a la par de que ocurría la crisis. En este caso ya había redes de contención previas mucho más importantes y eso para nosotros es una aliciente, porque muchas veces acudimos y articulamos con este tipo de organizaciones, tanto para acompañar lo que es la inmigración de gente que ya viene con la asistencia social, como el hecho de poder coordinar la asistencia de familias aún durante el proceso de inmigración.
-¿Cómo son los próximos viajes que tienen previstos de acá a Rosh Hashaná (Año Nuevo judío)?
-Tenemos previstos cinco vuelos más, con casi 250 personas. Y estamos preparando para después de Rosh Hashaná un vuelo también especial con el resto de los países.
-¿Cómo está funcionando Israel en el último semestre?
-En Israel estamos sumando organizaciones con las cuales articulamos todo lo que es la parte de absorción. Estamos tenemos diálogo permanente, casi semanal, con las diferentes municipalidades para actualizarnos sobre cómo es la ayuda y los beneficios que se brindan en cada ciudad o para poder colaborar en el enlace entre los inmigrantes y sus potenciales lugares de llegada.
-¿El inmigrante cambió, Israel cambió? ¿Israel cada vez brinda mejores opciones?
-Creo que lo que está ocurriendo es que está aumentando la conciencia de muchos programas y muchas ciudades sobre la importancia de brindar asistencia específica a la población de inmigración latinoamericana y contar con recursos específicos para esa población. Eso se está notando y para nosotros que trabajamos en la parte latinoamericana del Keren Leyedidut es algo que celebramos y que estimulamos.
-¿Latinoamérica en general está funcionando bien?
-Sí, obviamente Argentina hoy está manejando cantidades importantes, pero estamos fortaleciendo la oficina en México para todo lo que es Centro América y continuamos con un trabajo muy importante tanto en Brasil como en la oficina de Montevideo, que cubre el resto de Sudamérica, donde se está notando crecimiento tanto en Perú como en Chile.
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