El «tesorito» inmobiliario: desde los departamentos de Propaganda Fide hasta las viviendas de la Apsa destinadas a alquileres de favores a los empleados de la Santa Sede
Por GIACOMO GALEAZZI - ANDREA TORNIELLI
CIUDAD DEL VATICANO
«Para respirar esa atmósfera sensual típica de las viviendas de los altos prelados de la fastuosa corte pontificia. Tres suites de esta morada en el corazón del centro histórico renacentista a 100 metros de Plaza Navona…». Es el intrigante mensaje publicitario que se encuentra en el sitio web de una de las «antiguas moradas» del «Burcardo», residencias romanas de lujo. El Vaticano no tiene nada que ver con su administración, pero es propietario de ellas. Se cuentan entre los inmuebles de la Congregación Propaganda Fide, cuyo cardenal es también llamado «el Papa rojo» por los bienes que administra para reunir dinero que debería ser destinado a las misiones.
Uno de los capítulos de «vatileaks 2», basado en los documentos de la cuidadosa investigación interior impulsada por la misma Santa Sede, se relaciona con las «casas del Vaticano». En esta denominación se engloban miles de departamentos de la capital, que pertenecen a 26 diferentes instituciones (se lee en un informe de la comisión Cosea), «relacionadas con la Santa Sede». Bienes inmuebles por un valor total de mil millones de euros a finales de 2012, pero que en realidad, según el mercado, podrían vales cuatro veces más y alcanzaron, en 2013, una renta total por 88 millones de euros. La crónica y las investigaciones judiciales de los últimos años han sacado a la luz los nombres de los inquilinos y ex inquilinos vio que obtuvieron (rentando o comprando) las residencias más bellas y céntricas de Propaganda Fide, que posee unos 500 departamentos en unos sesenta edificios, administrados autónomamente con respecto a la administración central de la Santa Sede. Departamentos en la Plaza de España, en la Vía de la Vid y en la Vía Sixtina, en Vía Margutta y en la del Babuino. Viven en ellas polacos, empresarios y periodistas, a veces pagan impuestos más bajos con respecto a los del mercado, obtenidos en cambio de reestructuraciones pagadas a cargo del inquilino, como en el caso del periodista y conductor televisivo italiano Bruno Vespa.
Pero el verdadero frente de las casas es el de la Apsa, la Administración del Patrimonio de la Sede Apostólica, que tiene funciones de «banco central» del Vaticano, que administra sus «assets» de bienes muebles e inmuebles (un patrimonio por 2 mil 700 millones de euros) para «ofrecer los fondos necesarios para las funciones de la Curia romana». Una parte consistente de los miles de departamentos administrados por la Apsa se encuentra en los alrededores del Vaticano.
«Las casas de la Apsa -explica a «La Stampa» un prelado que trabajó mucho tiempo en la ‘Banca central’- son asignadas, en un 70%, a los empleados de la Santa Sede a un precio de alquiler reducido con respecto al valor del mercado de las viviendas en la misma zona». Esta reducción del alquiler representa «una integración del salario y un beneficio para los empleados vaticanos». El 30% restante es alquilado a personas externas «que hacen una petición, a un precio mensual 15% inferior al valor del mercado del departamento». Muy conveniente, pero no exageradamente.
Tanto para los empleados como para los aspirantes a inquilinos externos, las listas de espera son muy largas. «Muchos de fuera -confía el monseñor- se hacen recomendar por prelados y personalidades vaticanas para obtener la vivienda». Conocidos y amistades representan un carril de beneficiados. Algunas de las viviendas de la Vía de Puerta Angélica han sido alquilados a inquilinos que no trabajan en el Vaticano y «se está evaluando hacer lo mismo con los departamentos que se encuentran en otros palacios hoy ocupados exclusivamente por cardenales y obispos en la Plaza de la Ciudad Leonina y del Santo Oficio, al lado de la Plaza San Pedro». Están interesados en el alquiler estudios notariales, sedes de representación de instituciones internacionales o embajadas. El Gobernatorado y la Apsa encargaron a algunos arquitectos que obtengan nuevos departamentos más pequeños, dividiendo ls viviendas de grandes dimensiones.
«La tarea se ha revelado complicada -explicó el prelado-, porque en gran parte se trata de casas viejas en las que es muy costoso intervenir en las tuberías y en la red hídrica. Se logró hacer en pocos casos, como por ejemplo en un departamento en el Palacio del Santo Oficio, en el que de una casa de 400 metros cuadrados se obtuvo una segunda vivienda más pequeña». El alquiler se ajustó, y no sin las protestas de los inquilinos. Pero había hijos o nietos de empleados vaticanos que seguían pagando 500 euros al mes por departamentos de 150 metros cuadrados en zonas céntricas de la capital. «En algunos casos, los departamentos resultaban ocupados por personas diferentes de quienes tenían títulos para obtener el alquiler a precio reducido».
Según la Cosea, en la gestión de los inmuebles vaticanos «existen importantes fallos estratégicos»: solamente con el ajuste de los precios de los alquileres al mercado, incluso manteniendo el empeño de ofrecer casas con alquileres favorables para los empleados, la comisión calculó un posible incremento de la renta de por lo menos 25 o 30 millones. La reforma debería traer más transparencia, menos privilegios a los amigos de los amigos, atención a las situaciones de necesidad y mayor racionalidad.
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