El obispo presidió la celebración eucarística junto a la tumba del sacerdote, en la parroquia de la Villa 31. "Dio la vida por la causa de los más humildes", sostuvo y pidió “la gracia de ser una comunidad que abrace el dolor de los que más sufren".
El vicario general de Buenos Aires, monseñor Gustavo Carrara, presidió la misa histórica junto a la tumba del presbítero Carlos Mugica en la parroquia Cristo Obrero de la Villa 31 de Retiro, con motivo de los 50 años del “martirio” de uno de los primeros curas villeros porteños.
“Los sacerdotes tenemos esta frase del padre Carlos Mugica: ‘tener fe es amar a tu hermano’. Tener fe es amar al prójimo y eso es lo que nos enseñó el padre Carlos Mugica”, recordó en la homilía.
“El Evangelio de Jesús lo llevó a él a los más frágiles, a los más pobres. El Evangelio de Jesús que nació en las periferias y con los pobres va hacia todos. Ese Evangelio de Jesús vivió el padre Carlos Mugica y la razón última de su martirio es el haber optado ofrendar su vida para con los más pobres”, destacó.
Tras preguntarse “qué tenemos que hacer en este tiempo”, respondió: “Hoy diríamos tierra, techo y trabajo. Hoy diríamos pedimos, suplicamos, una tierra para trabajar, para construir un techo, para cuidar una familia”.
El vicario episcopal para la Pastoral en Villas de Emergencia aseguró que el padre Mugica “predicaba el Evangelio de Jesús reconociendo en cada ser humano una dignidad infinita que no puede ser avasallada, ninguneada, pisoteada”.
“Por eso él hablaba y, sobre todo, vivía el Evangelio de Jesús a fondo. Por eso su figura nos interpela, su figura nos hace preguntarnos, ¿qué sería de nosotros como Iglesia si realmente nos comprometiéramos más en serio en la causa de los más frágiles?”, planteó.
“Vivimos un mundo muy individualista, vivimos una cultura que se hace cada vez más fuerte en ese decir salvate a vos mismo que no te importen los demás”’”, advirtió y diferenció: “Ese no es el camino. El ‘salvate a vos mismo’ termina en el ‘todos contra todos’”.
Monseñor Carrara insistió en recordar lo que decía Mugica: “No hay amor más grande que dar la vida”, relacionándola con texto evangélico que dice: “No hay amor más grande que dar la vida por los amigos”.
“También en esta noche, hace 50 años, después de haber celebrado la misa, después de haber bebido en el cáliz la sangre de Cristo, también el padre Mugica derramó su sangre por sus amigos. Porque el padre Carlos Mugica no fue solo generoso con los más pobres, lo fue, pero fue mucho más profundamente evangélico porque fue amigo de los más pobres”, aseguró.
“El paso verdaderamente evangélico no es solo ser generoso sino entrar en amistad, compartir la vida. Por eso el padre Carlos dio la vida por sus amigos, dio la vida por este barrio, dio la vida por la causa de los más pobres y humildes. Y ese es su legado”, sostuvo.
El obispo consideró que “estamos en un momento histórico, realmente” e invitó a pedirle a Mugica que “nos dé la gracia de ser cada vez más comunidad, una comunidad que se organiza en torno a la misericordia, que abrace el dolor de los que más sufren, que no deje a nadie afuera”.
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