Cáritas Argentina realiza su tradicional colecta anual en todo el país este sábado 12 y mañana domingo 13, bajo el lema “en tiempos difíciles compartamos más”. El año pasado la ayuda alcanzó a más de 3.000.000 de personas.
Por segundo año consecutivo, la Iglesia Católica basará su estrategia de recolección de fondos en las redes sociales y plataformas digitales de donación, de manera de equilibrar el tradicional formato presencial, afectado por las restricciones a la circulación producto de la pandemia de covid-19.
Aunque se mantendrán los tradicionales sobres y urnas para quienes deseen acercarse a las parroquias y colaborar de forma física, la campaña 2021 estará a tono con las instrucciones sanitarias vigentes para evitar contagios.
“La pandemia ha puesto a millones de familias argentinas en una situación dramática, al agravar de modo significativo las difíciles condiciones que ya enfrentaban. Esta situación requirió de un notable esfuerzo de coordinación y logístico, para llevar atención material y contención espiritual a los argentinos más necesitados”, resumió el Monseñor Carlos Tissera, presidente de Cáritas.
El dinero de la Colecta se destina al sostenimiento de programas de ayuda inmediata y de promoción humana que Cáritas desarrolla durante todo el año, relacionados con microemprendimientos productivos y de autoconsumo, capacitación laboral, planes de inclusión educativa, abordaje pastoral y comunitario de las adicciones, cuidado de la primera infancia, formación en ciudadanía, centros comunitarios de atención integral, jardines maternales, entre otros.
A estos programas se suma también el trabajo con personas en situación de calle, junto a otras muchas acciones de tipo asistencial, como las que se están llevando adelante para atender las urgencias generadas por la pandemia.
Lo recaudado este año será una ayuda enorme para seguir sosteniendo en el tiempo no sólo los programas que ya se venían desarrollando, sino también las nuevas iniciativas nacidas en esta emergencia sanitaria, sobre todo las relacionadas con la ayuda alimentaria, la generación de microemprendimientos para las familias y la continuidad de dispositivos de contención, aislamiento y cuidado de personas vulnerables.
“De esta crisis podemos salir mejor o peor. Podemos retroceder o crear algo nuevo. En este momento, lo que necesitamos es la oportunidad de cambiar, de hacer lugar para que pueda surgir eso nuevo que necesitamos. Es el momento para soñar en grande, para repensar nuestras prioridades –lo que valoramos, lo que queremos, lo que buscamos- y para comprometernos en lo pequeño y actuar en función de lo que hemos soñado… Dios nos pide que nos atrevamos a crear algo nuevo”, enfatizó Monseñor Tissera.
Cuando tuvieron que cerrar los templos y, por ende, los comedores -como consecuencia de la cuarentena estricta- la fe y la religión tuvieron que adaptarse a una sociedad golpeada por la pandemia y tuvieron que reinventar las formas en las que brindaban asistencia a los más necesitados: cristianos, evangélicos y judíos salieron a repartir la comida por las calles.
Algunas de las organizaciones religiosas más grandes del país, por ejemplo, se aliaron con cámaras empresariales, fundaciones y organizaciones del tercer sector (Centro de Investigación y Acción Social (Cias), Cáritas, Banco de Alimentos, Alianza Cristina de Iglesias Evangélicas de la República Argentina (Aciera), Compañía de Jesús, Consejo de Pastores de Caba, Amia, Idea, Acde, AmCham, Cedol y ABA) y lanzaron la campaña #SeamosUno para distribuir entre quienes tienen pocos recursos cajas con 15 kilos de alimentos y productos de higiene.
Además de esa megacampaña, cada iglesia de Aciera llegó a la gente de su comunidad de un modo más capilar, financiando la ayuda desde su propia tesorería. Incluso, muchos sacerdotes tuvieron que trasladar su actividad espiritual a Facebook y a YouTube, y apostar por viralizar sus sermones diarios por WhatsApp.
Por su parte, desde la Asociación Mutual Israelita Argentina, la Fundación Tzedaká y la Fundación Jabad Lubavitch también combinaron esfuerzos y armaron un equipo para asistir a los más necesitados. En AMIA, por ejemplo, antes de la pandemia venían realizando unas 40 asistencias por mes y solamente en los primeros 30 días de la pandemia recibieron consultas de altas para 500 personas. Es decir: tuvieron un incremento del 1.200 por ciento en pedidos de asistencia.
En lo que respecta a la nueva colecta de Cáritas, para la recepción de donaciones en efectivo se repartirán sobres y se desplegarán alcancías o urnas en parroquias, capillas, centros misionales y lugares públicos como plazas, avenidas, o supermercados, de acuerdo las posibilidades sanitarias de las distintas localidades del país.
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