El arzobispo de Buenos Aires y primado de la Argentina, cardenal Mario Aurelio Poli, presidió en la parroquia San Cayetano, en Liniers, la misa de envío de los servidores de la Peregrinación a Luján que se desarrollará el sábado 1 de octubre.
En una misa celebrada en la parroquia San Cayetano, del barrio porteño de Liniers, el cardenal Mario Aurelio Poli, arzobispo de Buenos Aires y primado de la Argentina, presidió el envío de los servidores que colaborarán en la 42º Peregrinación Juvenil a Luján.
En su homilía, el cardenal Poli se refirió a Mama Antula, recientemente beatificada por el papa Francisco, a quien describió con una peregrina que logró su obra mediante la confianza en Dios, porque “tenía una misión”. El arzobispo invitó a los servidores a tener presente a esta peregrina, Mama Antula, modelo de “servicio a todos”, de “no discriminación”, de “saber que la Virgen los acompaña”.
El cardenal Poli recordó que “la Madre escucha”, y deseó que “los peregrinos se sientan caminando al lado de la Virgen, de quien es Madre nuestra, a quien entregó Cristo al pie de la cruz”, e insistió en que la Virgen “no abandona a sus hijos, aun a aquel que hizo de su vida un desastre… más ternura todavía”.
El arzobispo pidió al Señor que haga sentir a los servidores, “a todos, los policías, los gendarmes, a los que están en las carpas, a los médicos, a los enfermeros, a todos los servidores”, que la Madre está a su lado, que “si le hacen una gauchada a alguien, ella es la que agradece”.
Al finalizar la Eucaristía, el arzobispo y los sacerdotes concelebrantes bendijeron, como es tradición, las manos de los servidores, y además los ojos, para que “tengamos la mirada de la Virgen y con las manos podamos acercarnos y servir a los demás”.
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