“Creo que hay un porcentaje de la Iglesia alemana que parece encaminarse resueltamente en la dirección equivocada”, asegura Pell en una entrevista concedida a la cadena EWTN. “Lo que quiero decir es que es muy evidente que un cristianismo liberalizado, ya sea catolicismo o protestantismo liberalizado, se funde con el agnosticismo en una generación… Si adoptas las políticas del mundo y te limitas a seguirlas para que te den su aprobación, nadie va a estar interesado en eso”.

Las palabras del cardenal llegan en un momento en que la Iglesia alemana planea para el 10 de mayo una bendición masiva de parejas del mismo sexo, en desafío al ‘responsum’ en contrario de la Congregación para la Doctrina de la Fe, y después de las declaraciones críticas de parte del cardenal Reinhard Marx, el presidente de la Conferencia Episcopal Alemana, Mons. Georg Bätzing, el Obispo de Osnabrück, Mons. Franz-Josef Bode y el Obispo auxiliar de Münster, Mons. Dieter Geerlings, con una intención polémica decididamente clara: “Ante la negativa de la Congregación para la Doctrina de la Fe a bendecir a las parejas homosexuales, nosotros alzamos la voz y decimos: acompañaremos también en futuro a las parejas que tengan una relación estable y bendeciremos su relación. No les negaremos una ceremonia de bendición”. El subrayado de la bendición de la relación surge por tanto como un rechazo explícito a la columna vertebral del Responsum del pasado 22 de febrero, en el que se especificaba que el problema de tales bendiciones no radica en las personas individuales, sino en las “relaciones, o […] incluso las parejas estables, que implican una práctica sexual fuera del matrimonio (es decir, fuera de la unión indisoluble de un hombre y una mujer abiertos en sí mismos a la transmisión de la vida), como es el caso de las uniones entre personas del mismo sexo”.

“El deber de los obispos alemanes -recuerda, por contra, el cardenal australiano- es defender las enseñanzas de las Escrituras, defender la doctrina de la Iglesia. No tenemos la facultad de cambiarlas, ninguno de nosotros”.

“Lo importante es lo que está en la Palabra de Dios”, insiste Pell. “Lo que está en la tradición apostólica. Y no creo que a la hora de la verdad crucen el Rubicón”.