El prefecto del Dicasterio para las Iglesias Orientales intervino en la apertura del curso académico 2022-2023 del Pontificio Instituto Oriental.
Que “cesen los bombardeos y los combates, se pueda dar sepultura digna a los difuntos, se cicatricen las heridas de los corazones y de los cuerpos y llegue un momento en que los hijos del mismo bautismo ya no tengan que usar la palabra 'enemigo' para llamarse unos a otros y vuelvan a vivir en auténtica fraternidad”, es el llamamiento pronunciado por el cardenal argentino Leonardo Sandri en la apertura del curso académico 2022-2023 en el Pontificio Instituto Oriental, del que es Gran Canciller.
“No es una meta demasiado alta -dijo en la homilía de la misa celebrada en la iglesia Santa Prassede de Roma- sino que, como creyentes en Cristo, sigamos las indicaciones del apóstol Pablo y seamos capaces de velar con perseverancia, suplicando a los santos, porque nuestra mirada es demasiado estrecha o está surcada de lágrimas de dolor y de ira y necesitamos que los amigos del cielo intercedan por nosotros para que volvamos a ver con claridad”.
Recordando el pasaje de Isaías, "qué hermosos son los pies del mensajero que anuncia la paz, del mensajero del bien que anuncia la salvación", el prefecto del Dicasterio para las Iglesias Orientales destacó la dimensión misionera de la vida académica.
“El Pontificio Instituto Oriental -dijo- tiene una tarea encomendada por los sumos pontífices: prepararse para la misión, en todos estos aspectos que conducen al mejor anuncio del Evangelio”, y concluyó: “Si nuestra Institución no vive de la dinámica, es decir, del movimiento del Espíritu que nos llama y nos envía, se vuelve estéril y fin en sí misma”.
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