El pastor formoseño de la Diócesis de Goya llamó a ser “testigos coherentes” de Jesús y practicar la misericordia diariamente para vivir “al estilo de Dios”
Monseñor Adolfo Canecin celebró ayer su primera misa en la Catedral tras su consagración como obispo y realizó un fuerte llamado a ser “testigos coherentes” de Jesús, practicando diariamente la misericordia para “vivir al estilo de Dios”.
El obispo de Goya, Corrientes, presidió la celebración en la fiesta de la Ascensión del Señor y en su homilía resaltó que, con este acontecimiento, la humanidad quedó sentada a la derecha del Padre, dado que Jesús encarnó haciéndose uno de nosotros en todo, menos en el pecado, y tras su resurrección ascendió en cuerpo y espíritu.
Tomando palabras de San Pablo, deseó a la feligresía “que nuestro Dios, el Padre de la Gloria, les conceda espíritu de sabiduría y de revelación para conocerlo verdaderamente”, aclarando que “sin el Espíritu Santo, no podemos conocer a Jesús, al menos verdaderamente”.
En este sentido, recordó cómo en la Crucifixión de Jesús sus apóstoles “se borraron” porque tenían un conocimiento parcial, “light” de Cristo, mientras que en Pentecostés, el Espíritu Santo que recibieron les hizo conocerlo realmente y por eso fueron capaces de anunciarlo aun durante la feroz persecución por parte del Imperio Romano durante tres siglos.
Canecin amplió comentando que para los griegos, el conocimiento se basaba en lo intelectual, mientras que para los hebreos, conocer es una experiencia vital, un encuentro “corazón a corazón”.
Por eso llamó a los fieles a tener “un encuentro vivencial con Jesús, a corazón abierto y palpitante, capaz de cambiar la vida” para ser “testigos coherentes” en medio de “esta crisis de civilización, este cambio tan rotundo lleno de escepticismo”.
Más tarde diría que también hay “una gran crisis de esperanza”, con actitudes “de derrotismo, de ‘no se puede’”.
“Hay que ser testigos con la vida y la palabra. Difícil la época en la que nos toca vivir, porque hay muchas formas de coacción, de persecución. Sólo el Espíritu nos va a hacer testigos personal, familiar y comunitariamente”, remarcó, agregando que “la esperanza nos vuelve heroicos”.
Misericordia
La Iglesia Católica en todo el mundo está transitando el Jubileo de la Misericordia, y monseñor Canecin llamó a los fieles a practicar las obras de misericordia corporales y espirituales.
“Son siete obras de misericordia, ¿qué nos cuesta hacer una obra por día? Una sola. Son siete obras corporales y espirituales, y siete días a la semana. Si así lo hacemos, vamos a terminar viviendo al estilo de Dios, que es la misericordia. El modo de ser de Dios es la misericordia y nosotros somos hechos a imagen y semejanza de El”, señaló en el tramo final de su homilía.
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