Que la Madre de Dios nos ayude a ser signo de la esperanza en Cristo en el mundo. En la primera audiencia general de 2017, el miércoles precedente a la Epifanía del Señor, el Papa Francisco deseó, a los peregrinos de numerosos países, serenidad y paz y que la luz de la Navidad ilumine toda nuestra existencia.
«En su Hijo nacido en Belén, Dios se ha hecho cercano a nosotroscompartiendo nuestra fragilidad humana hasta la muerte. Cristo está siempre a nuestro lado, en la alegría y en el dolor. Él es nuestra esperanza. Que el Señor los acompañe con su bendición durante este nuevo año.
Les deseo a todos que se den cuenta de que la pertenencia a la Santa Madre Iglesia es un verdadero y maravilloso don y que vele sobre vuestro camino la Virgen María y los ayude a ser signo de confianza y esperanza en medio de nuestros hermanos. Sobre ustedes y sus familias descienda la Bendición de Dios.
Hermanos y hermanas, pasado mañana celebraremos la Epifanía del Señor. Por las calles de las ciudades en muchas localidades desfilarán solemnes cortejos de los Magos. Participando en estas manifestaciones y dirigiendo a los presentes el saludo de San Francisco: ‘Paz y bien’, recuerden a todos que Jesús nacido en Belén está presente en el mundo, está cerca de nosotros, nos brinda la salvación y quiere vivir en el corazón de cada uno».
Tras exhortar a todos a intensificar la oración para crecer en una amistad verdadera y profunda con Jesús, el Santo Padre dio su cordial bienvenida a los jóvenes, a los enfermos y a los recién casados:
«A ustedes, queridos jóvenes, les deseo que sepan considerar cada día del nuevo año como un don de Dios, que hay que vivir con gratitud y rectitud. ¡Y siempre yendo adelante! El nuevo año les traiga a ustedes, queridos enfermos, consolación en el cuerpo y en el alma. Que el Señor esté a vuestro lado y la Virgen los consuele. Y ustedes, queridos recién casados, impulsen su compromiso en realizar una sincera comunión de vida según el proyecto de Dios».
(CdM – RV)
Comentá la nota