Del 7 al 9 de septiembre de 2007 el Santo Padre Benedicto XVI realizó un viaje apostólico a Austria, con ocasión del 850 aniversario de la fundación del Santuario de Mariazell.
La dirección nacional de las Obras Misionales Pontificias de Austria, "Missio", saludó la llegada de Benedicto XVI a suelo austriaco con un cartel creado para la ocasión, colocado en las calles de la capital, en el que el Papa aparecía retratado con cuatro niños. El texto rezaba: "Un momento con Missio... mirar a Cristo, abrir el corazón y regalar amor" y se inspiraba en el lema de la visita del Papa ("Mirar a Cristo"), invitando a poner a los niños, junto con el Santo Padre, en el centro de atención.
Más de 500 niños austriacos habían respondido al llamamiento de Missio para enviar cartas y dibujos al Papa, en los que ilustraban el lema de la visita "Mirar a Cristo". Las cartas y dibujos recogidos en un libro fueron entregados a Benedicto XVI el domingo 9 de septiembre, inmediatamente después del Ángelus en la "Stephansplatz" de Viena, por el entonces Director Nacional de las Obras Misionales Pontificias, P. Maasburg, junto con cinco niños elegidos por sorteo.
Tras el rezo del Ángelus, el Santo Padre se dirigió a los niños que participaron en las iniciativas de la Obra Pontificia de la Infancia Misionera y, agradeciéndoles las cartitas que le habían dirigido, les entregó una carta en respuesta. “Os agradezco de corazón las cartas y los dibujos que habéis querido regalarme como signos de vuestro afecto y cercanía a mi misión”, escribió el Papa. “Expresan aquellos sentimientos de fe y amor por los que Jesús amaba tanto a los pequeños y los acogía con los brazos abiertos, señalándolos como ejemplo a sus discípulos”. Luego Benedicto XVI continuó: “Deseo deciros que aprecio mucho vuestro compromiso con la Infancia Misionera.
Veo en vosotros pequeños colaboradores al servicio que el Papa presta a la Iglesia y al mundo: me apoyáis con vuestras oraciones y también con vuestro compromiso de difundir el Evangelio”. Benedicto XVI recordó entonces que muchos niños todavía no conocen a Jesús, y por desgracia otros tantos no tienen lo necesario para vivir: comida, asistencia sanitaria, educación; a muchos les falta paz y serenidad.
“La Iglesia les presta una atención especial, sobre todo a través de los misioneros; y también vosotros os sentís llamados a ofrecer vuestra contribución, tanto personalmente como en grupo”, prosiguió la carta del Papa, “¡la amistad con Jesús es un don tan hermoso que no se puede guardar para uno mismo! Quien recibe este don siente la necesidad de transmitirlo a los demás; y así el don, compartido, no disminuye sino que se multiplica. ¡Seguid así! Estáis creciendo y pronto os convertiréis en adolescentes y jóvenes: ¡no perdáis vuestro espíritu misionero! Mantener una fe siempre clara y auténtica, como la de San Pedro”.
También en el último encuentro de Benedicto XVI antes de su ceremonia de despedida de Austria, con miembros de organizaciones de voluntariado de la Iglesia y de la sociedad civil, con los que se reunió en la Wiener Konzerthaus el domingo 9 de septiembre por la tarde, el Santo Padre mencionó el compromiso de los “Cantores de la Estrella”. Benedicto XVI expresó su satisfacción por la marcada “cultura del voluntariado” en Austria, y dio las gracias “a cada mujer, a cada hombre, a todos los jóvenes y a todos los niños -el voluntariado de los niños es impresionante; basta pensar en el trabajo de los 'Sternsinger' en Navidad... Sobre todo, quisiera agradecerles también esos pequeños y grandes servicios y esfuerzos que no siempre se ven”.
Comentá la nota