Monseñor Mario Cargnello, arzobispo de Salta presidió el rito de ordenación sacerdotal del diácono Diego Aguirre, el viernes 24 de junio, solemnidad del Sagrado Corazón, en la Iglesia Catedral.
El viernes 24 de junio, solemnidad del Sagrdo Corazónde Jesús, el arzobispo de Salta, monseñor Mario Cargnello, en una celebración eucarística que presidió en la catedral salteña, ordenó sacerdote al diácono Diego Fernando Aguirre.
El flamante presbítero celebró sus primeras misas el sábado 25 en la parroquia Nuestra Señora del Tránsito de la capital salteña y el domingo 26 presidió dos Eucaristías: en la Vicaría Sagrada Familia de Nazaret y en el Seminario San Buenaventura.
“El sacerdote es un signo viviente de la fidelidad de Dios con nosotros, que en su proyecto Dios quiso que sea así”, destacó monseñor Cargnello en su homilía y dirigiéndose al nuevo sacerdote le dijo: “Aquí estoy yo”, vos también dijiste recién cuando se te llamó: “¡Aquí estoy!”. Es una respuesta al “Aquí estoy” del Padre, es una respuesta al “Yo estaré con ustedes siempre” de Jesús.
Y añadió: “El Señor Jesús eligió a sus apóstoles y estos eligieron a sus sucesores y colaboradores. La Iglesia transita la historia de generación en generación, y el sacerdocio de Cristo, puesto al servicio de los fieles, va marcando ese “yo estaré con ustedes siempre” del Señor”.
“Hoy, Diego, dijo el arzobispo, entrás a formar parte de esa cadena de manifestaciones del Señor que nos dice que está con nosotros, que no nos abandona. Vos tenés que ser signo de Aquel que no abandona a los demás. Es grande la misión, por eso te consagra, el Espíritu te transforma, por eso te ordenarás sacerdote para siempre, no puede ser de otra manera, porque el amor es total o no es amor; si no estás dispuesto a amar para siempre, es que no estás dispuesto a amar”, expresó el arzobispo recordando las palabras que San Juan Pablo II expresó en su visita a Córdoba en 1987.
Por otra parte, observó el arzobispo, “el sacerdote también es signo del amor incondicional del Dios que quiere que ‘todos los hombres se salven y lleguen al conocimiento de la verdad’. Esta expresión de Pablo a su discípulo, nos pone a nosotros frente al horizonte de lo que es nuestra tarea y nuestra razón de ser”.
“Nunca pierdas de vista el horizonte de la universalidad en el que se te pone ahora, delante del mundo, mientras dure y seas llamado por Dios a la eternidad”, dijo el arzobispo a Diego Aguirre.
El prelado recordó que “el sacerdote es pastor en la medida en la que se deja cargar por el Buen Pastor. Eres sacerdote como el Señor para seguir cargando a las ovejas, para hacerte cargo de los hermanos, de los enfermos, de los pobres, de los niños, de los jóvenes, de los que te necesiten” y le aconsejó no ceder “a la tentación de cerrarte” sino confiar en Dios que “te ha dado un buen espíritu, cultívalo con firmeza, con fuerza, con perseverancia”.
Del mismo modo el arzobispo Cargnello aconsejó al joven sacerdote “cultivar los sentimientos del Corazón de Cristo para transmitir la verdadera alegría”, aclarando que la verdadera alegría es “la de ser fieles al proyecto de Dios, al amor de Dios, al todo, al todos y siempre”.
Animándolo a “mirar hacia Dios, hacia arriba y a luchar siempre por dar un paso más en el camino de la santidad”, el arzobispo subrayó que “El amor de Dios tiene que impregnar todos nuestros amores: Jesucristo, su Iglesia, su Madre, los fieles, la humanidad. Que Dios esté en el centro, que Jesús sea tu pasión. No te canses de amar a la Iglesia, a la Virgen porque es Madre nuestra. Ella resguarda a los sacerdotes y también nos enseña a amar a los fieles, a toda la humanidad”.
“La Divina Providencia -señaló el arzobispo más adelante- quiso que te ordenes el Día del Sagrado Corazón. El Santo Cura de Ars decía que el sacerdocio es el amor de Jesús. La devoción al Sagrado Corazón no se puede quedar solamente en lo devocional: la imagen, el primer viernes, el mes de junio, la jaculatoria, aunque está muy bien que lo hagamos; pero en nuestro caso tenemos que dejarnos enseñar por Él y nos enseña que sólo se ama cuando se sufre por alguien”.
“Ama a la Iglesia hasta que te duela para que la puedas amar más. Ama a la parroquia que Dios te vaya poniendo en el camino, aunque recién empiezas como sacerdote. El amor está desposado con el dolor y cuando es fiel a ese desposorio se hace un amor fecundo”.
“Empiezas un camino Diego”, concluyó el monseñor Cargnello. “Te agradecemos que hayas dicho: ‘¡Si!’. Ahora vas a ser sacerdote”.+
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