Se trata de los seminaristas Renzo Gallo, Mario Luis Estrada, Pablo Montaño y Sergio Díaz. Fueron ordenados en la catedral local por el obispo auxiliar Gustavo Larrazábal, quien los alentó a servir.
El obispo auxiliar de San Juan de Cuyo, monseñor Gustavo Manuel Larrazábal, ordenó diáconos a los acólitos Renzo Gallo, Mario Luis Estrada, Pablo Montaño y Sergio Díaz en el marco de una celebración eucarística del sábado 22 de abril, en la catedral San Juan Bautista.
“Cuando nosotros vemos a Jesús, vemos al servidor con mayúscula, al servidor del Padre, al servidor del Reino. Podríamos decir que Jesús es el diácono del Padre, que viene para traernos lo más grande, que es la Salvación para todo el mundo”, graficó el obispo en la homilía.
Mons. Larrazábal destacó también que el servicio es la esencia del diaconado. “Espero que realmente ustedes puedan disfrutar de este servicio”, profundizó.
“Ojalá que nunca perdamos el entusiasmo. Una cosa es estar cansados, y otra cosa muy distinta es no tener entusiasmo. Nos podemos cansar, es lógico y natural. Lo que no podemos es permitirnos que desaparezca la ilusión, que desaparezca la pasión”, diferenció.
El obispo auxiliar sanjuanino animó a los ordenandos a ser “diáconos apasionados”, y subrayó: “La Iglesia los quiere diáconos apasionados, apasionados del Reino, apasionados del proyecto de Jesús y viendo cómo hacemos, cada día, de nuestras comunidades espacios donde realmente vivamos la fraternidad”.
“Vivamos el servicio donde podamos mostrar este rostro del amor de Dios”, sostuvo, y les reiteró: “No se ordenan diáconos simplemente como una formalidad o un paso que hay que dar para que dentro de un tiempo se ordenen sacerdotes. La Iglesia los ordena diáconos para que sean verdaderamente servidores toda la vida”.
Participaron el otro obispo auxiliar sanjuanino, Mario Héctor Robles, sacerdotes, religiosos y religiosas y cientos de familiares y amigos de los cuatro jóvenes que recibieron la ordenación diaconal.
Al finalizar la Eucaristía, los cuatro nuevos diáconos invitaron a los jóvenes presentes a que subieran al altar con ellos, para consagrarse todos juntos a María.
Antes de la bendición final, el diácono Renzo Gallo expresó: “En nombre de mis hermanos y de mí, quiero darles las gracias y pedirles que sigan rezando. Porque si nuestra vocación y la de cada uno de nuestros hermanos en el orden ha surgido es porque Dios nos ha invitado y porque hay gente que nos sostiene con su oración, con sus gestos, con sus palabras, con cosas bien sencillas. Así que darles las gracias y pedirles que sigan intercediendo por nosotros, así como nosotros por ustedes, porque esta ordenación es gracias a que la Iglesia se reúne y reza. Gracias.
Más información www.arzobispadosanjuan.org.ar y redes sociales.
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