Tuvieron siempre un vínculo muy cercano. Pero en 2016 hubo una escisión, por los cambios en el proyecto educativo de la asociación. La posición del cardenal Poli, que es scout desde niño. El análisis de Sergio Rubin.
Sergio Rubin
Pese a que el movimiento scout -que nació en Gran Bretaña a principios del siglo XX por iniciativa del coronel Baden-Powell- no fue una iniciativa surgida en el seno de la Iglesia católica, ésta lo adoptó rápidamente –como otras comunidades religiosas- por el fin altruista que persigue. En la Argentina surge en 1912 la Asociación Boy Scout Argentinos. Y, en 1937, se suma la Unión Scouts Católicos Argentinos (USCA), fundada por el cardenal Copello, y que tuvo entre sus principales impulsores al sacerdote nacionalista Julio Meinvielle.
Con el paso de los años la gran mayoría de sus miembros eran católicos y su sede natural, muchas parroquias. La simbiosis fue tal que a comienzos de los ’70 se iniciaron conversaciones entre la Unión Scouts Católicos Argentinos y la Iglesia tendiente a una fusión. La Conferencia Episcopal la aprobó en 1996 y así surgió la Asociación Scouts de Argentina con unos 75 mil miembros. Sin embargo, una severa crisis estalló en noviembre de 2016 cuando en una asamblea nacional la asociación decidió modificar su Proyecto Educativo.
La primera voz que se alzó fue la del entonces arzobispo de La Plata, Héctor Aguer, quien denunció que las nuevas premisas aceptaban e matrimonio gay, la “ideología” de género y hasta el aborto. Y por eso dispuso en su jurisdicción una escisión, creando la Asociación Diocesana de Scouts Católicos.
El arzobispo de Buenos Aires, cardenal Mario Poli –scout de toda la vida- admitió también tener sus serios reparos sobre las modificaciones al Proyecto Educativo. En rigor, también en países como EE.UU. se produjo este conflicto. Poli afirmó en ese momento que las diferencias se estaban incubando “desde hace años” por dirigentes que venían proponiendo modificaciones al proyecto educativo original y que “llegó a su punto máximo en la última Asamblea Nacional, cuando se votó modificar la definición de familia ‘formada por varón y mujer, por la de: ´formada por personas’”. Y redondea: “Para sustentar el cambio aparecieron claramente los principios y postulados de la ideología de género, hasta el mismo derecho al aborto...”.
Sin embargo, desde la Asociación de Scouts de Argentina decían que las modificaciones no eran tan drásticas y que, en todo caso, todo se podía resolver mediante el diálogo. Pero Poli – que dijo que le venia advirtiendo sobre estos cambios y que no fue escuchado- finalmente abrió paso a la escisión en el país: la creación de una federación de scouts católicos.
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