Los presbíteros de barrios populares firmaron un texto en apoyo al Santo Padre. En el texto, reconocen la urgente necesidad que tienen por delante de crecer en la integración socio-urbana de las villas con justicia social traducida en salud, educación, alimentación y acceso a otros derechos.
“Aprendiendo del Papa Francisco, queremos ser buenos samaritanos en la comunidad argentina”. Son las palabras de la declaración elaborada por el equipo de sacerdotes de villas y barrios populares de Argentina tras la misa en apoyo al Papa Francisco y a los más pobres de la patria, celebrada este martes 5 de septiembre frente a la Parroquia Nuestra Señora de los Milagros de Caacupé, en el barrio bonaerense de Barracas.
La santa eucaristía, organizada por los llamados "curas villeros", fue convocada en reparación por los ultrajes contra la figura del Santo Padre durante la campaña electoral. Estuvo presidida por Monseñor Gustavo Carrara, vicario general de la Arquidiócesis de Buenos Aires.
Eligieron un lugar muy sagrado para el pueblo de los barrios populares, “donde la Virgen de Caacupé llegó en 1997 en una impresionante manifestación desde la Plaza de Mayo, caminando entre la multitud nuestro Obispo Jorge Bergoglio con su poncho y su rosario”, explica el texto.
Los presbíteros que trabajan en estos contextos vulnerables denuncian la ausencia del Estado, pues la han vivido y sufrido “sus más tremendas consecuencias”. En particular, recuerdan épocas en que todas las semanas enterraban a un joven a causa de la exclusión, con ausencia de oportunidades y presencia indiscriminada de armas de fuego.
Al mismo tiempo, se preguntan: “¿Cómo no valorar esta presencia del Estado en los centros de salud y las escuelas? Qué esperanzador cuando comenzó a entenderse el valor de los programas sociales y las cooperativas y la posibilidad del trabajo comunitario. Todas estas historias en estos 20 años tuvieron éxito cuando el Estado logró entender que debe acompañar la agenda de los barrios y poner sus recursos con convicción en las inmensas mayorías desclasadas”.
Con dolor, observan que “la clase dirigente se alejó mucho de la vida cotidiana de los pobres”. Por este motivo, evidencian que “es fundamental que se acerquen, reconozcan los errores y los corrijan”.
También recuerdan que, “según el Papa Francisco, la mejor política es la que se pone al servicio de la fraternidad y la amistad social”.
“No hay verdadera libertad sin fraternidad”, prosiguen. Los signatarios subrayan la necesidad de “construir paz, diálogo e inclusión”. “Optamos por una política que busca el bien común, teniendo en el centro a la persona humana”, escriben.
“Creemos que endiosar el mercado lleva a la deshumanización a través del olvido de los más débiles. Si sólo despiertas leones, es lógico que se coman a los corderos más indefensos. En la ley de la selva, solo ganan los más fuertes. Es en la clave de la comunidad organizada donde nuestros barrios se organizan y el Estado con inteligencia acompaña el crecimiento y su desarrollo”.
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