Apuestas online: La Iglesia insiste con su preocupación y pide prevenir la ludopatía

Apuestas online: La Iglesia insiste con su preocupación y pide prevenir la ludopatía

Como el Papa, el cardenal Rossi exhortó a los legisladores a “no ser cómplices” de la adicción al juego. Advierte sobre la “naturalización” de una conducta nociva en niños y adolescentes. También reclama mayor regulación y controles.

El arzobispo de Córdoba, cardenal Ángel Rossi SJ, insistió en expresar su preocupación por el tema de las apuestas online, sobre todo en los niños y jóvenes, en vísperas del tratamiento en la Cámara de Diputados de las modificaciones a la ley de prevención de la ludopatía y juego de azar en línea.

Para abordar el caso, el también vicepresidente primero de la Conferencia Episcopal Argentina se refirió al nuevo libro -titulado La esperanza no defrauda nunca- que el Papa Francisco escribió junto con el periodista argentino Hernán Reyes Alcaide, de cara al Jubileo 2025, en el que cuestiona a los gobiernos en relación con la ludopatía.

"Francisco se mostró preocupado por la proliferación entre los jóvenes de las denominadas apuestas online. Aseguró que se trata de una falsa ilusión, de una salvación individual en medio de contextos de crisis cada vez más extendidos. La masificación de los teléfonos inteligentes, dice el Papa, ha convertido al celular de nuestros jóvenes en un casino móvil, abriéndole posibilidades a una multitud de opciones de apuestas cada vez más amplias, de disposición inmediata, que anestesian el sentimiento de responsabilidad", planteó el arquidiocesano.

"Nuestros gobiernos, agrega el Papa, no pueden ser cómplices de una instigación a la ludopatía, la que provoca serios daños a la salud emocional y financiera de nuestra juventud. Y añade que estas herramientas de juego, incluso, tienen los avales para patrocinar equipos de una amplia gama de deportes, generando una familiarización con las apuestas incompatible con los valores del bien común, con los valores del deporte y con una sociedad sana y fraterna", subrayó también monseñor Rossi, en su reflexión semanal en Radio Continental.

El cardenal cordobés se enfocó en el caso local y recordó que, en julio, la Iglesia ya había alertado sobre el tema en un documento firmado por muchas pastorales diocesanas, titulado "Apostar no es un juego". En ese texto, también se reclamaban medias urgentes contra la ludopatía en los más chicos.

"Queremos expresar nuestra profunda preocupación por lo que está pasando con las denominadas apuestas online. Coincidimos en que se está naturalizando una conducta muy nociva para todas las personas, para la vida en comunidad y, sobre todo, para adolescentes y niños, y para sus familias. Los chicos apuestan hasta en los recreos", indicó, sintetizando el planteo de las pastorales sociales.

"Vuelvo al Papa: 'Me da tristeza ver que los partidos de fútbol y las estrellas deportivas promuevan tantas formas de apuestas'. Eso no es un juego, es una adicción, es meterle la mano en el bolsillo a la gente, sobre todo a los trabajadores y a los pobres", advirtió el purpurado, y profundizó: "Pensando en una encuesta reciente de la asociación de loterías, casinos y quinielas de la Argentina, a seis de cada diez padres les preocupa que sus hijos apuesten online y, de acuerdo a ese mismo estudio, la edad de inicio de los adolescentes es entre los 13 y los 17 años".

El arzobispo consideró "una vergüenza" la metodología que se usó para no derogar la ley que permite el juego online de niños y jóvenes. "Así como tantas veces uno hace, orgulloso, propaganda de nuestra Córdoba, en este caso les pido [al resto de los argentinos] que no miren para este lado y, si lo hacen, que sea para no imitarnos", pidió.

"En Córdoba capital están prohibidos los casinos, no en el interior, sino en la ciudad. Es una especie de burla prohibir los casinos y, en realidad, lo tiene uno en la mano, digamos. Algunos gobiernos dicen que nos quedemos tranquilos, porque van a gestar medios médicos y psicológicos para luchar contra la ludopatía; es como decir: 'Les vamos a atender una enfermedad que nosotros mismos hemos provocado', una cuestión casi burlesca", concluyó.

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