Monseñor Óscar Romero fue asesinado mientras celebraba Misa el 24 de marzo de 1980 por un francotirador, con la complicidad y colaboración del gobierno. El entonces Arzobispo de San Salvador denunciaba la injusticia, y fue considerado por el Estado un enemigo.
Con motivo de los 40 años del asesinato de Mons. Oscar Romero, Arzobispo de san Salvador, la Conferencia Episcopal de El Salvador ha declarado el 2020 “año jubilar martirial”.
Debido a la emergencia sanitaria internacional, la Iglesia no podrá celebrar una serie de actividades que estaba previstas para recordar los martirios de Monseñor Óscar Romero, y otros religiosos que murieron en el marco del conflicto armado.
La Iglesia salvadoreña recordó el 12 de marzo, el 43 Aniversario del martirio del Padre Rutilio Grande; el 24 de marzo se conmemorará el aniversario del martirio de San Romero, y el 14 de junio el 40 Aniversario del martirio del Padre Cosme Spessotto.
“El martirio es el mayor testimonio de la fe, pues reproduce fielmente a Cristo, al entregar la propia vida para que otros tengan vida en abundancia”, aseguran los obispos en un comunicado.
San Óscar Arnulfo Romero nació el 15 de agosto de 1917 en Ciudad Barrios, departamento de San Miguel, vivió una infancia junto a sus otros hermanos en un entorno acentuado por la sencillez, la humildad y el fervor a la Virgen María y Dios, como se afirma en datos biográficos. Valores morales que sumados a los votos sacerdotales de pobreza y obediencia, selló el destino del más universal de los salvadoreños.
En 2015, fue reconocido como mártir por odio a la fe y beatificado en El Salvador. Fue canonizado por el Papa Francisco el 14 de octubre de 2018.
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