Hoy, Solemnidad de Cristo Rey, día en que se celebra la Jornada Mundial de la Juventud 2022 a nivel diocesano, el Pontífice pide a los jóvenes de todo el mundo “levantarse y partir” y no quedarse quietos pensando en uno mismo, más bien tender la mano a quien lo necesita.
Por Mireia Bonilla
Este mediodía el Santo Padre ha mandado un mensaje a los jóvenes de todo el mundo con ocasión de la Jornada Mundial de la Juventud 2022 que se celebra a nivel diocesano: “levantarse y partir”, y que es, precisamente, el tema de la JMJ que está prevista en Lisboa el próximo verano 2023: «María se levantó y partió sin demora» (Lc 1,39).
Francisco, desde la Catedral de Asti, donde esta mañana ha celebrado la Santa Misa, ha agradecido a los jóvenes que han acudido a la catedral y les ha recordado que el secreto para mantenerse jóvenes está precisamente es esos dos verbos, levantarse y partir. “Levantarse y partir: no quedarse quietos pensando en uno mismo, desperdiciando la vida tras comodidades y últimas modas, sino mirar hacia lo alto, ponerse en camino, salir de los propios miedos para tender la mano a quien lo necesita” ha dicho el Papa. Además, ha puntualizado que hoy hacen falta jóvenes “realmente “transgresores”, no conformistas, que no sean esclavos del móvil, sino que cambien el mundo como María, llevando Jesús a los demás, cuidando a los demás, construyendo comunidades fraternas con los demás, realizando sueños de paz”.
Llamamiento por la paz y pensamiento por los cristianos de Gaza
El Papa también ha aprovechado este momento para lanzar, una vez más, un llamamiento por la paz: “Nuestro tiempo está viviendo una carestía de paz, pensemos en los muchos lugares del mundo asolados por la guerra, en particular en la martirizada Ucrania. Esforcémonos y sigamos rezando por la paz”. También ha pedido oración por las víctimas de las familias del incendio que se dio en un campo de refugiados en Gaza, en Palestina, donde han muerto también muchos niños: "Que el señor reciba en el cielo a los que han perdido la vida y consuele a la población que ha sufrido por tantos años de conflicto" ha pedido el Papa. Por último, invocando a la Reina de la Paz, a la que está dedicada la catedral de Asti, el Santo Padre ha encomendado a las familias, los enfermos y cada uno de los presentes.
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