AMIA. Invitación a la palabra hablada. Reflexión

AMIA. Invitación a la palabra hablada. Reflexión

En Londres el más grande de los parques reales destina un espacio a que cualquier persona pueda hablar sobre cualquier tema y ser escuchado. Este lugar se denomina speakers’ corner.

 

Tener un sitio, donde todos podamos tomar la palabra, y poder expresar nuestras inquietudes y nuestros miedos o propuestas, implica un desafío a la tolerancia, y la forma más genuina de libertad humana y democracia.

Cuestiones legales.

Entiendo que se puede hablar de temas variados, en especial a los que incumben al conjunto, y pueden pararse y escuchar aquellos que lo deseen o retirarse sin confrontar. Se pueden establecer tiempos máximo de autorización, y los oradores comprometerse a abordar diversos tópicos teniendo el respeto como eje central.

No se trata de difamar, por el contrario, plantear problemas y lograr escucha y orejas para poder comunicarnos y conocernos e interesarnos los unos por los otros.

Las bases deben ser escuchadas.

Mas allá de la lógica elección para elegir autoridades, y plantar listas de gente, a la cual otorgamos nuestro voto sin conocerlos y conocernos.

La verdad de la calle.

Soy un convencido, que mucha gente se aleja de la comunidad, ya que no siente que se le da participación y que solo otros opinan “y trabajan y atienden los problemas de la kehilá por él”.

Desde el llano, y lo que se ve en la calle es la verdad. Y ningún dirigente honesto debería tener temor de esto.

La discusión no es el problema, el trauma va de la mano de la indiferencia.

Las asociaciones barriales o vecinales o incluso las reuniones de consorcio son en cierta forma un ejemplo para mejorar y emular (imitar) con propuestas el espacio común.

Votante, ¿medio o fin? Final.

La idea de poder establecer un Hyde Park kosher, me obsesiona. Ya que este observador de la calle judía que trabajó arduamente para la lista que hoy maneja los destinos de la Institución madre, ha reparado que el votante no solo es un medio para que algunos ocupen un cargo y hagan política y facilitar el camino a los figureti que son ávidos o ansiosos por la foto. Por el contrario, el votante es el mandante, es decir el que autoriza a otra persona denominada mandatario para que actúe en su nombre. El mandato es el contrato que regula esta relación.

En definitiva, “el negocio” es de todos los iehudím, y no solo de unos pocos.

Frente a la votación del 6 de abril de 2025 en AMIA (Mutual Judía, Buenos Aires), entiendo que esta propuesta, lejos de molestar, puede ayudar y mucho a poner de manifiesto los delicados problemas que presenta esta comunidad criolla.

Y que muchos de sus integrantes no se encuentran al tanto. Exponer es un derecho, y esto no merma que la decisión última se encuentre en manos de los mandatarios elegidos.

Pero, el voto no debe excluir la participación activa y continua de aquellos miembros de la comunidad judía, que se encuentren interesados en el porvenir judío en la argentina.

¡Jodesh Tov!

Dr. Natalio Daitch

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