AMIA, una de las organizaciones sociales más importantes del país y la entidad más grande de la comunidad judía argentina, conmemora mañana su 129° aniversario.
La institución fue fundada el 11 de febrero de 1894 por un grupo de inmigrantes de origen judío, que llevaron adelante como primera acción la fundación de un cementerio comunitario.
Los recién llegados a nuestro país pudieron cumplir así con las tradiciones y costumbres milenarias vinculadas con el momento del fallecimiento de un ser querido. Con el correr del tiempo, los campos de acción de AMIA se multiplicaron, a medida que aumentaba la población judía, y se pusieron en marcha también programas abiertos para toda la sociedad.
Bajo el lema “Todos los días reparando el mundo”, y como organización destinada a promover acciones de bien público y garantizar derechos, AMIA impulsa e implementa proyectos solidarios para acompañar y brindar respuestas en el ámbito de la asistencia alimentaria, de salud, vivienda, ropa, apoyo escolar, y socialización, entre otros muchos aspectos.
También se ocupa de la promoción del trabajo, a través del Servicio de Empleo AMIA, una referencia nacional en temas de intermediación laboral, y desarrolla decenas de iniciativas en el campo de la educación, el arte, la cultura, la responsabilidad social empresaria, la integración de personas con discapacidad, la promoción de los derechos de las personas mayores y de la infancia.
“Todos los programas que desarrollamos son creados desde una perspectiva profesional e interdisciplinaria basada en la promoción y el respeto por los derechos sociales, y con garantizar la continuidad comunitaria”, señala Amos Linetzky, presidente de la institución.
“Por su modelo de gestión y funcionamiento, AMIA ha sido reconocida en diferentes instancias. El año pasado, por ejemplo, ganó una mención a la excelencia en el Premio Nacional a la Calidad 2021”, recordó Linetzky.
Conocida popularmente como la “institución madre” y centro de la vida comunitaria organizada, AMIA fue la matriz generadora de importantes iniciativas como el Consejo Central de Educación Judía y la Federación de Comunidades Judías de la Argentina, y la Fundación Tzedaká, entre otras.
A su propósito fundacional de trabajar para lograr la inclusión social, AMIA sumó como pilares esenciales de su labor al reclamo de justicia y la preservación de la memoria. A partir de haber sido blanco directo –el 18 de julio de 1994- del accionar del terrorismo internacional, cada año la institución despliega iniciativas para combatir el olvido y denunciar la impunidad.
Como se sabe, la dirección Pasteur 633 quedó grabada en la memoria de todos, después del atentado terrorista que dejó el doloroso saldo de 85 personas asesinadas y más de 300 heridas.
AMIA decidió renacer con más fuerzas y volver a levantarse en ese mismo lugar, como una manera de demostrar que el terrorismo no pudo vencer y que la vida es el valor supremo para honrar en cada una de las acciones.
Comentá la nota