El cardenal secretario de Estado en un debate sobre refugiados.
Entre el 2008 y el 2015 el número de conflictos activos registrados en el mundo bajó de 62 a 40; pero en el mismo arco de tiempo el de las víctimas se ha triplicado, llegando hasta 150.000 en 2015. Un dato alarmante que dice mucho, según el cardenal Pietro Parolin, sobre la «total indiferencia por la vida humana» que caracteriza hoy las modalidades con las que se combaten las guerras. Con el resultado de que «cada vez más personas están huyendo de sus casas» buscando refugio de las violencias. Y «Siria, con un desconcertante 60% de su población pre-guerra ahora desplazado, es un ejemplo flagrante».
La denuncia del secretario de Estado estuvo en el centro del debate promovido por el Centro Astalli en la tarde del 21 de junio, en la Pontificia Universidad Gregoriana, con ocasión de la jornada mundial del refugiado. Sobre el tema «La humanidad no se detiene» el purpurado dialogó con Ferruccio de Bortoli durante el encuentro — moderado por el jesuita Federico Lombardi — en el que también participó Carlo Ripamonti, presidente del Centro Astalli, y la periodista y refugiada venezolana Melanny Hernández. Para el cardenal, frente el fenómeno migratorio es necesario asegurar «paz donde hay guerra». Y en tal perspectiva, explicó, «la diplomacia de la Santa Sede está trabajando asuduamente» visto que la mejor manera de afrontar la cuestión es «la de combatir las causas que la provocan», o «las guerras y la pobreza». El mismo Papa Francisco desde el inicio de su pontificado — recordó el purpurado — identificó como línea conductora para la diplomacia de la Santa Sede el trabajo por la paz, la lucha contra la pobreza y la construcción de puentes. Es así, como consecuencia, todos «estamos llamados a construir artesanalmente la paz. Esta — reiteró — es nuestra respuesta al problema de la inmigración».
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