Entre los requisitos expuestos por la diócesis de Dresde-Meißen para encontrar aspirantes al seminario destaca la necesidad de haber terminado el colegio y tener, preferiblemente, un título de formación profesional.
“¿Eres hombre, tienes al menos 20 años y buscas una formación que te garantice un contrato de trabajo indefinido? Entonces el anuncio de empleo actual de la diócesis de Dresde-Meißen podría ser de tu interés”. Con este inusual anuncio en su web, la jurisdicción eclesial alemana ha comenzado su campaña de matriculación para el próximo curso de formación sacerdotal.
Sin embargo, además de la edad y el sexo, existen algunos otros requisitos para ser sacerdote. Y es que, según señala la diócesis, se necesita el título de secundaria e, idealmente, uno de formación profesional. Además, el sacerdocio requiere “la voluntad de servir al pueblo de Dios”, una gran conciencia de la dignidad y de la vocación de todo cristiano que le confiere el bautismo, la capacidad de vivir con espíritu de interioridad, de resiliencia, de trabajo en equipo.
“La formación para ser sacerdote tiene que ver con la relación personal con Dios en Jesucristo”, continúa la diócesis, citando a Benedicto XVI: “Quien quiera ser sacerdote debe, ante todo, ser un hombre de Dios, como dice san Pablo”.
La diócesis exige, entre otras cosas, una carta de solicitud y un CV detallado en el que se pueda comprobar “el origen y la participación en la vida eclesial y social”. Además, se requieren el certificado de bautismo y confirmación, un certificado del párroco local, así como referencias del clero o representantes de la comunidad.
El período estándar de estudio para ser sacerdote es de cinco a seis años, seguido de un curso pastoral de tres años. “Incluye la preparación para la ordenación como diácono y sacerdote y el primer año como capellán”, explica el anuncio. El curso, entre otras cosas, profundizaría las habilidades en cuidado pastoral y liderazgo comunitario y practicaría tareas litúrgicas.
Es que en Alemania la fe y la práctica católicas están en una situación desesperada, especialmente en relación a las vocaciones sacerdotales. El número de candidatos al sacerdocio y, por tanto, también de sacerdotes, ha disminuido considerablemente en las últimas décadas. Mientras que entre 1970 y 1980 el número de candidatos aceptados superaba en ocasiones los 700 por año, en 2021 sólo se aceptaron 72 candidatos, de los cuales 56 eran aspirantes a sacerdotes diocesanos y 16 a sacerdotes religiosos.
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