El Zar Alejandro I, después de un período inicial de liberalismo, volvió a la posición anti-judía de sus predecesores. El 10 de agosto de 1824 prohibió el asentamiento de judíos no rusos.
Comenzó prohibiéndoles a los judíos tener siervos cristianos y culminó poco antes de su muerte desterrando a todos los judíos de los pueblos más grandes en los distritos de Mohilev y Vitbesk.
El 23 de marzo de 1801, Alejandro I llegó al trono tras el asesinato de su padre. Los conspiradores le permitieron entrar en su círculo, convenciéndolo de que no iban a matar al zar Pablo, sino a forzarlo a abdicar, para que Alejandro tomara el poder
Debido al resultado adverso, Alejandro sentiría un gran remordimiento y culpabilidad por haberse convertido en emperador mediante un crimen. Esto explicaría su inclinación progresiva hacia la Iglesia Ortodoxa después de las Guerras Napoleónicas y sus políticas conservadoras desde entonces hasta su fallecimiento.
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