Hace sólo cinco días, Francisco fue ovacionado por el Capitolio durante su histórico discurso donde, entre otras cosas, llamó a abolir la pena de muerte. Pero sus palabras poco resonaron en algunos jueces. Tampoco sirvió la carta que envió el Sumo Pontífice para intentar salvar la vida de la condenada.
A pesar del pedido del papa Francisco para que la Justicia de Georgia, en los Estados Unidos, le conmute la pena a una mujer condenada a muerte por encargar el asesinato de su marido, las autoridades de la Junta Estatal de Perdones confirmaron que será ejecutada este martes, a las 19, hora local.
El nuncio de Georgia envió una carta "de parte de Su Santidad" para pedir que se le conmute la pena a Kelly Gissendaner, quien fue sentenciada en 1998 por el asesinato por encargo de su marido, Douglas Gissendaner, ocurrido el 7 de febrero de 1997, informó el sitio ABC.
Gissendaner fue condenada a muerte después de que se comprobara que le había pedido a su amante, Gregory Owen, que matara a su marido mientras ella estaba afuera de su casa del Condado de Gwinnett.
El plan de Gissendaner salió a la perfección, pero la atraparon y ahora es la única mujer entre 80 hombres que esperan su ejecución en la Prisión de Diagnóstico y Clasificación de Georgia, informó el Departamento de Correccionales del estado a través de su sitio web.
Gissendaner apeló la sentencia de muerte y sus abogados presentaron al menos tres pedidos de clemencia frente a las autoridades de la Junta Estatal de Perdones y Libertad Condicional y a la Corte Suprema de los Estados Unidos, pero todo fue en vano, incluso la carta cargada de misericordia escrita en nombre de Francisco.
"Como dijo el Santo Padre en su discurso ante ambas Cámaras del Congreso el jueves pasado: 'La convicción de la defensa de la vida en todos sus estadíos me ha impulsado desde el principio de mi ministerio a defender la abolición de la pena capital en todas sus formas. Estoy convencido de que esto es lo mejor, ya que toda vida es sagrada. Todo ser humano está dotado de una dignidad inalienable y la sociedad sólo puede beneficiarse de la rehabilitación de aquellos que cometieron un crimen'. Aunque no quiero minimizar el crimen por el que la Sra. Gissendaner fue condenada, y aunque siento empatía por las víctimas, les imploro que reconsideren los motivos que han presentado ante la Junta para que conmuten la sentencia para que sea justa y misericordiosa a la vez", escribió el arzobispo Carlo María Vigano en nombre de Francisco.
El mensaje fue transmitido de manera pública este martes por Wilton Gregory, arzobispo de Atlanta, Georgia.
Mientras tanto, Gissendaner ya pidió su última cena, que consistirá en nachos con salsa de queso, fajitas a la tejana y limonada dietética.
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