En un artículo en Clarín, Santiago de Estrada consideró que el entonces presidente uruguayo lo hizo con "argumentos muy consistentes", empezando por "la existencia de vida humana en la gestación". El gobierno reiteró que Mauricio Macri no vetará la ley.
A pocos días de dejar su cargo –se retira a fin de mes-, el secretario de Culto de la Nación, Santiago de Estrada –un hombre de una histórica relación con la Iglesia-, elogió el veto que firmó hace diez años el entonces presidente de Uruguay, Tabaré Vázquez, de una ley de legalización del aborto sancionada por el Congreso.
En un artículo publicado en Clarín, De Estrada consideró que Vázquez –un médico agnóstico, recuerda- fundamentó su decisión en “argumentos muy consistentes” y cita, entre otros, que “la existencia de vida humana en su etapa de gestación, tal como de manera evidente lo revela la ciencia”.
El elogio de De Estrada se produce luego de que el jefe de Gabinete, Marcos Peña, reiterara que, en caso de que se sancione la ley de legalización del aborto que trata el Congreso, el presidente no la va a vetar. El arzobispo de La Plata, Víctor Fernández, se lo pidió públicamente a Mauricio Macri días pasados.
El proyecto divide al oficialismo, ya que hay quienes están a favor y quienes están en contra. Macri dijo en febrero, cuando habilitó el tratamiento parlamentario del proyecto, que daba libertad de conciencia a sus legisladores.
A continuación el artículo de De Estrada:
Hace diez años el Poder Legislativo de Uruguay sancionó un proyecto de ley que habilitaba el aborto. Remitido al Poder Ejecutivo para su promulgación, el entonces (y actual) Presidente, Tabaré Vázquez, decidió vetarlo, con argumentos muy consistentes, que vale la pena reproducir.
Comienza señalando que “hay consenso en que el aborto es un mal social que hay que evitar. Sin embargo, en los países en que se ha liberalizado el aborto, éstos han aumentado. En los Estados Unidos, en los primeros diez años, se triplicó, y la cifra se mantiene: la costumbre se instaló. Lo mismo sucedió en España”.
A continuación entra en el meollo del tema: “La legislación no puede desconocer la existencia de vida humana en su etapa de gestación, tal como de manera evidente lo revela la ciencia. La biología ha evolucionado mucho. Descubrimientos revolucionarios como la fecundación in vitro y el ADN, con la secuenciación del genoma humano, dejan en evidencia que desde el momento de la concepción hay allí una vida humana nueva, un nuevo ser".
"Tanto es así que en los modernos sistemas jurídicos -incluido el nuestro-, el ADN se ha transformado en la prueba reina para determinar la identidad de las personas, independientemente de su edad, incluso en hipótesis de devastación, o sea, cuando ya no queda nada del ser humano, aun luego de mucho tiempo”.
Más adelante, Tabaré Vázquez impugna la constitucionalidad del proyecto, que contraviene los mismos tratados internacionales a los que nuestro país ha adherido, y objeta la calificación “de manera forzada, contra el sentido común, del aborto como acto médico, desconociendo declaraciones internacionales como las de Helsinki y Tokio, que han sido asumidas en el ámbito del Mercosur (...) y que son reflejo de los principios de la medicina hipocrática que caracterizan al médico por actuar a favor de la vida y de la integridad física”.
Agrega, además, otros argumentos en defensa de la objeción de conciencia, tanto personal como institucional, y sobre la necesidad de establecer mecanismos de protección y asistencia a la mujer.
En síntesis, el Presidente Tabaré Vázquez, médico y agnóstico en el plano religioso, pone en evidencia la verdadera disyuntiva que plantea el aborto, la vida o la muerte, por encima de aspectos que también son importantes y que hay que tener en cuenta: la salud, la protección, el bienestar de la mujer y las consideraciones de orden social, entre otros.
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