«Es triste ser creyente sin alegría, solo con la doctrina fría»

«Es triste ser creyente sin alegría, solo con la doctrina fría»

Francisco en la homilía de Santa Marta: «La alegría del Evangelio es la piedra angular, el centro de la ley es el amor, no las prescripciones»

No es la «doctrina fría», no son las «prescripciones» las que dan alegría, sino la fe y la esperanza de encontrar a Jesús. Lo dijo esta mañana Papa Francisco durante la homilía de la misa en la capilla de la Casa Santa Marta, según indicó la Radio Vaticana. 

Una vez más, Francisco compara la actitud de los «doctores de la ley», que recuden la fe a reglas, y la actitud de los auténticos creyentes, que viven el amor por Dios y por el prójimo. El argumento principal de la reflexión del Papa fue la alegría de Abraham, con la esperanza de convertirse en padre, como le había prometido Dios, que aparece en la Primera Lectura del día. Abraham ya no era ningún joven, ni su esposa Sara, pero el anciano patriarca cree, abre «el corazón a la esperanza», está «lleno de consolación». Jesús recuerda a los doctores de la ley que Abraham «exultó en la esperanza» y «se llenó de alegría». 

«Y esto es lo que no entendían estos doctores de la ley –observó Francisco. No comprendían la alegría de la promesa, no comprendían la alegría de la esperanza; no comprendían la alegría de la alianza. ¡No comprendían! No sabían alegrarse, porque habían perdido el sentido de la alegría, que solo proviene de la fe. Estos habían perdido la fe. Eran doctores de la ley, ¡pero sin fe! Y más: ¡habían perdido la ley! Porque el centro de la ley es el amor, el amor por Dios y por el prójimo». 

«Solamente tenían –continuó Papa Francisco describiendo la actitud de los doctores de la ley– un sistema de doctrinas precisas y que requerían cada día más que nadie las tocara. Hombres sin fe, sin ley, apegados a doctrinas que incluso se convertían en una actitud casuística: “¿Se puede pagar el impuesto al César; no se puede? ¿Esta mujer, que estuvo casada siete veces, cuando irá al cielo será la esposa de los siete?”. Esta casuística... Este era su mundo, un mundo abstracto, un mundo sin amor, unmundo sin fe, un mundo sin esperanza, un mundo sin confianza, un mundo sin Dios. ¡Y por esto no podían alegrarse!». 

Tal vez, estos doctores de la ley, añadió Papa Bergoglio, podían divertirse, «pero sin alegría», es más, «con miedo». «Esta es la vida sin fe en Dios, sin confianza en Dios, sin esperanza en Dios». Y «sus corazones estaban petrificados». «Es ser creyente sin alegría –explicó el Papa–, y la alegría no existe cuando no hay fe, cuando no hay esperanza, cuando no hay ley, sino solo las prescripciones, la doctrina fría». 

«La alegría de la fe, la alegría del Evangelio –concluyó el Pontífice argentino– es la piedra angular de la fe de una persona. Sin alegría esta persona no es un verdadero creyente. Volvamos a casa, pero antes hagamos la celebración aquí con estas palabras de Jesús: “Abraham, su padre, exultó con la esperanza de ver mi día. Lo vio y estuvo lleno de alegría”. Y pidamos al Señor la gracia de exultar en la esperanza, la gracia de poder ver el día de Jesús cuando nos encontremos con Él y la gracia de la alegría».

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