Papa-movimientos populares. El diálogo continúa en los Andes.

Papa-movimientos populares. El diálogo continúa en los Andes.

900 delegaciones de toda América Latina se reunirán con Francisco en Santa Cruz de la Sierra, Bolivia

por Alver Metalli

El encuentro de Francisco con los movimientos sociales latinoamericanos, o pupulares, como él prefiere llamarlos, es un encuentro importante. En octubre del año pasado ya se realizó la primera edición y el Papa quiso confirmarla, a pesar de algunas recomendaciones contrarias. El marco del primer encuentro fue el Aula Vieja del Sínodo, que ahora ocupa otra nueva: “es la primera vez que bajo acá, nunca había venido”, les confió en esa oportunidad el anfitrión con sotana blanca. El marco del segundo encuentro –que también es una novedad para el Papa argentino- será la cumbre de los Andes y Bolivia. El primer encuentro terminó con una promesa: “Tengan la seguridad de que sus preocupaciones estarán presentes en ella”. Esas palabras se referían a la Encíclica y a las problemáticas ambientales, que es uno de los temas fundamentales para los representantes de los movimientos populares que lo estaban escuchando. El segundo encuentro comienza con esa promesa ya cumplida: la encíclica Laudato sii, un hecho trascendente, positivamente comentado por varios dirigentes que participaron en la reunión del Vaticano en 2014 y ahora se preparan para viajar a Bolivia.

En el primer encuentro, en Roma, los participantes se escucharon recíprocamente, intercambiaron puntos de vista, direcciones y documentos de trabajo, y se delimitó el terreno de futuras discusiones identificando los tres temas centrales que son decisivos:  tierra para sembrar, un techo para vivir y un trabajo digno. “Comenzamos a recibir señales de que le gustaría tender puentes con movimientos populares de todo el mundo”, comentó un participante de aquel momento, João Pedro Stedile, del Movimiento Sin Tierra brasileño, “también quedó explícito en nuestras articulaciones que deberíamos evitar tanto representaciones viciadas de mecanismos internacionales, como representaciones de la Iglesia, porque ya tienen otros espacios para articularse a nivel internacional”. A Roma, en octubre de 2014, llegaron poco más de un centenar de delegados. En Santa Cruz de la Sierra, la ciudad industrial por excelencia de Bolivia, serán 1500, la mayoría proveniente de Brasil y  Argentina, pero también de Chile, Costa Rica, Colombia, Haití, República Dominicana, México, Ecuador y El Salvador, además de cinco delegaciones de Estados Unidos, dos de Italia, cuatro de la India y dos de Kenia.

En su discurso de 2014 “el Papa Francisco defendió un programa que era la síntesis de toda nuestra lucha”, declaró el brasileño Pedro Stedile. Un apoyo al método de la lucha y no de acciones asistencialistas –“no se puede abordar el escándalo de la pobreza promoviendo estrategias de contención que únicamente tranquilicen y conviertan a los pobres en seres domesticados e inofensivos”; la crítica frontal a la “especulación financiera” que “condiciona el precio de los alimentos tratándolos como a cualquier mercancía”; el apoyo al principal instrumento en realidades de subdesarrollo, que es la reforma agraria “además de una necesidad política, una obligación moral”, dijo el Papa citando el Compendio de Doctrina Social de la Iglesia.

En Bolivia, entre el 7 y el 9 de julio, se retoma el diálogo a partir del punto de llegada en Roma, el documento conclusivo. Y contando con la encíclica, que todos los enviados a Santa Cruz ya están estudiando con atención.

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