Se trata del rosarino Gustavo Zanchetta. Nombrado por Francisco, su primer destino episcopal había sido la diócesis salteña. El antecedente Zecca.
A los 53 años y luego de haber sido durante los últimos 4 años obispo de la diócesis salteña de Oran, Gustavo Zanchetta anunció este sábado en una carta a la comunidad y de manera sorpresiva su renuncia a su primer cargo como obispo por “un problema de salud” cuya “recuperación que debo encarar no puedo hacerla aquí”, abandonando en cuestión de horas la ciudad de Orán sin despedirse de los feligreses ni de sus sacerdotes.
Fuentes consultadas por Caminos Religiosos apenas conocida la renuncia de Zanchetta confirmaron que su estado de salud había presentado en los últimos tiempos algunos síntomas que requirieron de ciertos estudios pero nada que hiciera suponer la decisión de viajar a Roma para presentar ante el papa Francisco la renuncia como obispo. Dado que el propio Zanchetta sostiene en su carta de despedida que “debo partir lo antes posible para iniciar el tratamiento”, se especulaba con que podría tratarse del agravamiento de alguna enfermedad previa que se mantuvo en reserva.
Sin embargo, unas horas mas tarde monseñor Gabriel Acevedo, vicario general de la diócesis, le comunicaba oficialmente por escrito a la Conferencia Episcopal Argentina –por intermedio de Carlos Malfa, su secretario ejecutivo y obispo de Chascomus- lo que ya se considera un escándalo: “El Sr. Obispo Gustavo, dejó la diócesis en horas de la mañana con destino a la Arquidiócesis de Corrientes, será recibido como huésped por el Sr. Arzobispo, Mons. Andrés Stanovnik.” Sin mayores explicaciones, se confirmaba que Zanchetta ya no estaba en la provincia salteña, para asilarse a 860 kilómetros de distancia “donde permanecerá hasta la aceptación de la renuncia por parte del Santo Padre”.
Con nombramiento episcopal polémico y resistido por sectores eclesiales, este sacerdote capuchino ordenado el 13 de diciembre de 1991 por Jorge Novak, primer obispo de Quilmes, tuvo una carrera meteórica dentro de la iglesia: desde sus comienzos como vicario parroquial de la Catedral de Quilmes y con funciones en el Seminario diocesano, con 34 años fue enviado en 1998 a Roma para cursar durante dos años una especialización en Teología. En diciembre de 2008 y con 44 años fue nombrado subsecretario ejecutivo -en la práctica, ser ‘mano derecha’ del secretario general, segundo en importancia- del episcopado y secretario de la Comisión Episcopal para la UCA, por entonces bajo el mando de otro cuestionado sacerdote: Alfredo Zecca, recientemente renunciado arzobispo de Tucumán. Dos jóvenes obispos que, cuestionados fuera y dentro de la iglesia y cuyas promociones fueron inexplicables para propios y extraños, debieron dejar sus cargos por aparentes temas de salud con pocas semanas de diferencia.
Antes de ser designado obispo en junio de 2013 por el papa Francisco, Zanchetta sumó entre sus cargos el de vicario episcopal de Asuntos Económicos, apoderado general del obispado de Quilmes y representante legal de todos los colegios de la diócesis de Quilmes lo que generó entre sus colegas que fuera visto como alguien que buscaba hacer carrera en la Iglesia para ser nombrado obispo. Pero esa ambición vox-populi le trajo aparejadas numerosas denuncias (algunas incluso le fueron entregadas al entonces arzobispo Bergoglio) en materia de desmanejos económicos, involucrando incluso a los colegios bajo su órbita.
Esos mismos manejos de la administración económica-pastoral de la diócesis con “poco olor a oveja” como lo recuerdan en Quilmes, se habría repetido en Orán, precipitando su salida: es conocido en la provincia sus aceitados vínculos con miembros del poder político y económico salteño que le permitieron recibir asistencia y fondos del gobierno provincial y nacional dado que invocaba ser `pastor’ de una diócesis necesitada para presentar pedidos –algunos incluso avalados por funcionarios provinciales- que poco tenían que ver con su actividad religiosa. Sobre el estrecho vínculo entre el prelado y el gobierno provincial, el propio gobierno de Salta se encargó de destacar a principios de julio de 2015 que “el Papa Francisco conoció el trabajo que realiza el Ministerio de la Primera Infancia y respaldó las medidas que el Gobierno de la Provincia adoptó respecto al tratamiento de la vulnerabilidad de niños y niñas de Salta” luego de una visita del entonces Obispo de Orán al Vaticano.
Zanchetta también es recordado por haberse negado a un control antidroga de rutina que la Gendarmería Nacional estaba llevando adelante en rutas de Salta en mayo de 2014. Abusando de su investidura amenazando a los oficiales con denunciarlos ante sus superiores y luego de una fuerte discusión con las autoridades del control, el vehículo del Obispo fue inspeccionado y se le permitió seguir.
Horacio Verbitsky relata en una nota en Página 12 del 28 de julio de 2013 que “ante la consulta de la Nunciatura sobre su promoción episcopal, las respuestas fueron demoledoras en contra, lo cual no disuadió a Bergoglio” de nombrar a Zanchetta como obispo. Pasaron los años y sus manejos pastorales y económicos poco claros llegaron a Santa Marta. Y la respuesta siguió siendo demoledora por parte del papa Francisco -al igual que con Zecca-, que se disuadió del fin de un ciclo. Sólo resta conocer cuando le aceptará la renuncia y cuales fueron las verdaderas causas de tan intempestiva renuncia.
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