El Santo Padre, que hizo balance de los resultados de su reciente viaje apostólico a Chile y Perú, explicó que “hablando a la autoridad política y civil de Perú he apreciado el patrimonio ambiental, cultural y espiritual de ese país, y he puesto bajo el foco las dos realidades que de forma más grave lo amenazan: la degradación ecológico-social y la corrupción”.

“No sé si vosotros habéis oído hablar de corrupción…, no lo sé”, ironizó ante los presentes en la Plaza de San Pedro. “No sólo en aquella parte hay corrupción: también aquí…, ¡y es más peligrosa que la gripe! Confunde y arruina los corazones. La corrupción arruina los corazones”.

“Por favor, no a la corrupción. Nadie está exento de responsabilidad ante estas dos plagas. Que los esfuerzos por hacerles frente nos impliquen a todos”, exhortó.