Confían que bendición del Papa fortalecerá la fe y traerá paz y justicia

“Estamos felices por que el papa Francisco visitará el local del siniestrado supermercado Ycuá Bolaños, en Trinidad, lugar donde hubo 400 fallecidos, más de 400 heridos y seis desaparecidos. Los familiares aún no encontramos la paz por la falta de justicia”, manifestaron familiares y víctimas entrevistados, a once años de la mayor tragedia que tuvo el Paraguay en tiempos de paz.

Durante la visita del Papa Francisco en el Paraguay, hará una parada el domingo 12 de julio, alrededor de las 19:00 en el Memorial del súper incendiado, ubicado en Trinidad. Toda la comunidad dará la bienvenida al Santo Padre con una fiesta patronal y procesión de todas las capillas y las parroquias aledañas. Las víctimas y familiares de la tragedia resaltan:

 Miguel Samudio (67), quien perdió a su hijo Gerónimo (35), a su nieta Isabel (13) y a su nuera Roberta (29) en el incendio dijo que solo el Estado les indemnizó con G. 86.900.000. Y los Paiva, responsable de la tragedia, sin haber cumplido la condena, ya están en libertad. Por eso el dolor no pasa y espera que la presencia del Papa haga posible la tan esperada justicia por la muerte de sus seres queridos. Don Samudio, desde que ocurrió la tragedia trabaja como cuidador voluntario del improvisado Memorial, ubicado en el local siniestrado.   

    “Solamente entre los 400 ángeles tengo paz”, manifestó y agregó que el 12 de julio próximo participará activamente del programa que están preparando las víctimas y familiares del Ycuá Bolaños para recibir al Pontífice.   

    Por su parte, el encargado de cuidar el santuario, Anselmo Vallejos (64), manifestó que al igual que su amigo don Samudio, trabaja voluntariamente para abrir de 8:00 a 12:00 y de 13:30 a 18:00 el local para atender a las numerosas personas que se dan cita todos los días para prender una vela a sus seres queridos fallecidos.   

    “Solo sentado largas horas en el santuario tengo paz y felicidad y me siento acompañado por mis seres queridos fallecidos. La presencia del papa Francisco mitigará aunque sea en parte el inmenso dolor que aún tenemos todos los que perdimos a nuestros familiares, hace 11 años”, dijo.   

    Don Vallejos espera que los jóvenes de la zona de Trinidad recuperen la fe, valoren la vida y dejen el vicio de la droga y el alcohol y tengan fuentes de trabajo.   

    Recordó con tristeza que hace 11 años, en el incendio, perdió a su esposa Dalila Palacios (46) y a su hija Leticia Angélica Vallejos, de 23 años. Solo quedó con vida un hijo, Rolando Vallejos, quien actualmente tiene 35 años.   

    “La indemnización que recibí del Estado la destiné a la compra de una casa para mi hijo. Y actualmente en mis ratos libres trabajo como chofer, para ganarme la vida, pero vivo solo, en el barrio Trinidad”, concluyó.   

UN BONSÁI DE LAPACHO PARA EL PAPA   

Nunca perdimos la fe en Dios a pesar del mayor incendio que tuvo el Paraguay. Así dijo Brunilda Cáceres de Lezcano, de la Coordinadora de Víctimas del Ycuá Bolaños. Informó que preparan varias actividades, entre las que se destaca el presente de un bonsái de lapacho al papa Francisco.   

                    “Estamos trabajando unidos las víctimas y familiares de víctimas del Ycuá Bolaños para dar un afectuoso recibimiento al Santo Padre que es muy conocido por su gran amor a los niños, los pobres y comparte con la gente que sufre. Así dijo Brunilda de Lezcano.   

    Brunilda Cáceres, más conocida como Ña Chiquita, perdió a su hijo Jorge Fernández Lezcano de 24 años, que dejó una esposa embarazada en aquel entonces.   

                “El papa Francisco nos traerá la bendición para mitigar el dolor de tanta gente que a once años de la tragedia aún tienen heridas sin cerrar. Como presente le obsequiaremos un bonsái de lapacho (árbol nacional del Paraguay) como símbolo de vida y fe. Plantamos muchos árboles en los alrededores del local siniestrado”, dijo Ña Chiquita.   

    Resaltó que muchas víctimas están aún con el dolor, la rabia e impotencia y por eso su mayor deseo es que el Papa les traiga la paz a las familias que sufren por la falta de justicia en nuestro país.   

    Asimismo, destacó que la espera al Sumo Pontífice se iniciará en las primeras horas de la mañana del domingo 12 con oficio litúrgico, rezo del santo rosario y un festival con artistas que se adhieren al acto. Para mejor organización, más de 3.000 acreditaciones se están entregando a las víctimas y familiares.   

    Centro de memoria    Doña Brunilda dijo que los integrantes de la Coordinadora vienen trabajando para que el sitio del local incendiado se convierta en un lugar de recordación donde los jóvenes reciban capacitación profesional, que tenga un salón multiuso para realizar eventos culturales, además de un museo y un jardín. Para el efecto se debe hacer un concurso de ideas, para presentar el proyecto.   

    “Queremos abrirnos a la comunidad con un centro de capacitación para jóvenes y a la ciudadanía en general. Fomentar en el local charlas de concienciación para valorar la vida”, resaltó.   

    El “Centro de la Memoria” se erigirá en el predio donde ocurrió la tragedia. Este ya fue expropiado por el Estado y es administrado por la Secretaría Nacional de Cultura. Para ello, la Cámara de Diputados y el Ministerio de Hacienda deben liberar un total de 8.000 millones de guaraníes para la construcción.   

 “FORTALECERÁ A TODOS LOS PARAGUAYOS”   

La visita el papa Francisco fortalecerá la fe de los paraguayos, afirman Rossana Ascención Cristaldo Roa (30) y su madre Marta Roa Ortiz. Ellas llevan un peregrinar de once años de lucha por recuperar la salud, desde el incendio del supermercado Ycuá Bolaños, el 1 de agosto de 2004.   

 “La fortaleza que tiene mi hija y sus ganas de vivir son realmente admirables, y solo pueden venir de Dios”, afirmó la madre.   

                            “Estoy muy feliz con la visita del Santo Padre porque va a fortalecer la fe de todos los paraguayos”, dijo Rossana, la joven que tiene alegría de vivir, a pesar de las innumerables dificultades y secuelas en su salud que sortea diariamente.   

 Tiene que viajar a la Argentina para seguir su tratamiento con un neurólogo, porque tiene fuertes dolores de cabeza, pero a pesar de todo resalta que tiene muchas ganas de vivir. Admite que tiene bajones, pero que se levanta y continúa su lucha. Y su mejor terapia es el trabajo y compartir con su familia, que le apoya en todo momento.   

    “Trato de transmitir la paz que tengo en mi interior y que me da Dios. Para mí, Ycuá Bolaños significó un tropezón con varias secuelas en mi organismo; que me ayudó a sacar afuera toda la energía positiva y la fortaleza física y espiritual que tenía en mi interior”, resaltó la joven.   

 Añadió que no hay que autoflagelarse constantemente y ver todo negro ante los tropiezos y las dificultades que trae la vida, porque siempre hay muchas cosas hermosas que se presentan y que compensan si se procura salir adelante.   

    “Tengo juventud, una salud relativa, mi familia, mi trabajo y mis estudios y muchos amigos que me quieren. Estoy agradecida por eso, por mi segunda oportunidad de vida”, dijo.   

    Su madre sostiene que le da mucha esperanza que el representante de Cristo en la Tierra visite el Paraguay, “porque hay tantos problemas sociales que castigan fuertemente a la gente”.   

 “POR UNA MAYOR JUSTICIA SOCIAL”  

  “Abrigo la esperanza de que así como la visita de Juan Pablo II al Paraguay en 1988, hizo posible que cayera la dictadura, la venida del papa Francisco haga un cambio en nuestro país en los tres poderes del Estado. Que los políticos piensen en el pueblo, combatan la corrupción, el narcotráfico y concreten una mayor justicia social para nuestro sufrido pueblo paraguayo”, afirmó el Dr. Felipe Palacios (66), víctima del siniestrado supermercado Ycuá Bolaños, quien perdió 3 hijas en la tragedia.   

                                    Afirmó que para aferrarse a la vida adoptaron con su esposa Stella una nena y un nene. “Espero que la presencia del Santo Padre, como católicos practicantes, nos traiga la bendición y la paz interior para que amaine tanto dolor que sentimos desde hace 11 años, por la mayor tragedia de la historia que tuvo el Paraguay, aquel 1 de agosto de 2004, donde perdieron la vida 400 personas y cerca de 500 heridos”, dijo.   

    “Reconstruimos nuestra familia, pero ninguno de nuestros hijos del corazón ocupa el lugar de nuestras hijas biológicas que están en el cielo. Ellos tienen su identidad propia y nosotros colaboramos con ellos para que tengan un hogar y crezcan felices”, indicó.   

    Recordó que además de la pérdida de sus tres hijas tuvieron que pasar con su esposa María Stella 2 años de tratamiento, sin poder ver la luz del sol. Sufrieron quemaduras de segundo y tercer grado. En gran parte de su cuerpo tienen injertos de piel. Tuvieron que vivir muchos años con ropas compresivas especiales para que sus pieles no se lastimaran con el sol.   

    “Si Dios en su decisión hizo que no criáramos hijos biológicos, decidimos tener dos hijos de corazón porque aún nos queda mucho cariño para brindar”, manifestó y agregó que hasta el incendio él trabajaba en su profesión de veterinario. Sin embargo, actualmente, ya no puede trabajar porque tiene las manos inutilizadas a raíz de las graves quemaduras.   

    “La familia es la piedra fundamental de la vida. Sin propósito, sin dar y recibir amor y esperanzas la vida no tiene sentido. Por eso nos dedicamos casi exclusivamente al cuidado de Natalia (10) y Matías (8)”, indicó.   

    Manifestó que en la granja de Loma Grande trabajan duro para darles un buen futuro a sus hijos de corazón. “Los G. 750.000.000 que recibimos de indemnización del Estado, por la pérdida irreparable de nuestras tres niñas y por las quemaduras sufridas en el incendio, los depositamos a plazo fijo para que tengan un buen futuro nuestros chicos”, concluyó.   

“CON SU CARISMA Y ESPÍRITU COMPASIVO FORTALECERÁ LA FE”   

“La visita del Papa es una esperanza y un consuelo para tantos familiares de víctimas del incendiado supermercado Ycuá Bolaños. Es una oportunidad de fortalecer nuestra fe en Cristo Jesús”, afirma Anuncia Romero de Romero (80), quien perdió a dos de sus hijas (Emigdia y Lina) y un nieto (Tomás) aquel 1 de agosto de 2004.   

                    Resaltó que el carisma que tiene el Pontífice y el espíritu compasivo harán posible que los jóvenes fortalezcan la fe.   

    Doña Anuncia afirmó que está preparando un pasacalles gigante de bienvenida al papa Francisco con las fotos de sus hijas y su nieto fallecidos.   

    Informó igualmente que escribió una carta a Francisco en la cual le informa que hay varios testimonios de sanación de personas que pidieron la intercesión ante Dios a su hija Lina Mercedes.   

    También nos mostró la carta que fue remitida por el papa Benedicto XVI. En ella le envía a la familia Romero sus saludos y le informa que la tiene en cuenta en sus oraciones.   

    “Nos vamos al súper un ratito a comprarle un regalo al tío Joaquín (monseñor Joaquín Hermes Robledo Romero, actual obispo de la diócesis de Carapeguá) porque el 4 de agosto es el día del cura párroco, me dijeron al despedirse Emigdia (42), Lina (36) y Tomás (7) y nunca más volvieron”, nos dijo y recordó que aquel domingo, Tomás le insistió mucho al abuelo para que les acompañase al supermercado para dar un paseo.   

    Anuncia resaltó que sus hijas eran muy dedicadas al estudio. Emi era decoradora, estudiaba en la universidad y trabajaba en el Ministerio de Salud. Ella era la hija mayor que a todos les curaba. Y casi toda su vida tuvo sueños relacionados con la Virgen María, a quien venera en la sala llena de luz que fue decorada por su hija.   

    Lina era licenciada en Administración de empresas y era una persona simpática y muy alegre. “Las dos tenían muchos amigos, pero no estaban casadas y eran muy recatadas, dedicadas a la oración. Tanto, que a las 9:00 de la noche le rezaban un rosario a la Virgen”, dijo.   

    Según Ña Anuncia, Lina y Emi se le aparecen en sueños y en todos los casos lo que se repite es que ellas están en un lugar donde hay mucha paz y amor. En su sueño, le piden que no lloren más por su partida sin retorno.   

“SERÁ UN BÁLSAMO PARA ALIVIAR DOLOR”  

  “Estoy emocionada porque el papa Francisco va a visitar el Memorial del Ycuá Bolaños, un símbolo de dolor y muerte. Un lugar donde perdieron la vida 400 personas más de 400 heridos”, dijo Tatiana Judith Gabaglio Rodríguez (18) que quedó sin la pierna derecha tras el incendio y actualmente se prepara para ser bombera, sicóloga y política.   

                        Tatiana Gabaglio dijo que a 11 años de la tragedia más grande que tuvo nuestro país en tiempos de paz, la presencia, la oración y la bendición del Santo Padre aliviarán en parte los dolores y angustias que las víctimas y familiares vienen arrastrando desde hace muchos años.   

    “Los 10 o 20 minutos de la presencia del Papa con los del Ycuá, con la fe puesta en Dios, será como un bálsamo para calmar tanto dolor. Hará posible que mucha gente pueda encontrar la paz espiritual y el fortalecimiento de la fe que es impulsado en todo el mundo por el Sumo Pontífice, como pastor de la Iglesia Católica”, manifestó.   

    Tatiana, que perdió una pierna en el incendio, lamentó que a 11 años de lo sucedido aún tenga graves secuelas y que no encuentre apoyo estatal.   

    La joven dijo que hace todo lo que está a su alcance para trasformar su vida y su entorno. Vive para servir y salvar vidas. Se está preparando para ser bombera en la Tercera Compañía de Sajonia.   

    “Creo que después de lo sucedido conmigo, tengo una visión más humana y crítica. También voy a estudiar sicología como mi mamá del corazón Carmen Rivarola (dirigente de víctima y familiares del Ycuá) que me ayudó mucho a superar mis miedos, traumas y desafíos. Es para conocer en sus múltiples facetas al ser humano y ayudarles a sobrellevar la vida. También quiero incursionar en la política, no para servirme del cargo, sino para trabajar para el pueblo, especialmente en la educación que es la base del crecimiento de todo ser humano y la justicia que sea igual para todos”, dijo la joven que terminó la secundaria en Ciencias Sociales, en el Colegio Técnico Javier, dirigido por los jesuitas, donde también fue presidenta del Centro de Estudiantes.   

    Y desde hace dos años trabaja en el Sistema Nacional de Facilitadores Judiciales de la Corte Suprema de Justicia.   

    A partir de las experiencias de su vida, aconseja a los jóvenes a que valoren la vida y que traten de mejorar su entorno poniéndose en el lugar del otro.   

    Ella dijo que trata de llevar una vida normal, se pasea en bicicleta y juega al básquetbol y es voluntaria de varios grupos juveniles que buscan una causa justa en favor de la ciudadanía. En sus momentos libres escribe su libro autobiográfico, además comparte con su hermanos Cristel de 15 años y Didier de 3 años, en su casa de Trinidad, donde vive con su madre Yudith Gabaglio.   

    A lo largo de los 11 años tuvo que cambiar varias prótesis, que siempre fue gracias a la ayuda solidaria de los padrinos. Y hace varios meses solicitó a la Secretaría Nacional por los Derechos Humanos de las Personas con Discapacidad (Senadis) y no tiene respuesta.   

    “Ya me está lesionando la pierna. Rengueo un poco porque ya me resulta corta la prótesis. La verdad, estoy cansada de la burocracia estatal”, dijo Tatiana que en el 2004 estuvo internada casi dos meses en el Sanatorio Bautista. A los siete días del accidente se le amputó la pierna a causa de las graves quemaduras. Aún así vive la vida con optimismo y cumple con sus metas propuestas.   

 CÓMO SUCEDIÓ LA TRAGEDIA               

  El incendio del supermercado Ycuá Bolaños es la tragedia civil más grande sucedida en Paraguay; ocurrida el domingo 1 de agosto de 2004 en la ciudad capital Asunción. El domingo, 1 de agosto de 2004, aproximadamente a las 11:20 se produjeron dos grandes explosiones al interior del recinto comercial que albergaba, entre varias cosas, el supermercado, un estacionamiento para vehículos, oficinas comerciales y un restaurante. En las cocinas de este último lugar hubo una explosión que provocó un gigantesco incendio.   

    Según informes policiales, al momento de producirse el accidente, los guardias de seguridad cerraron las puertas del recinto para evitar que las personas, que colmaban el centro comercial, escaparan con bienes que no hubieran pagado. Como resultado 396 personas murieron (la mitad de ellas niños) y dejando a más de 500 con heridas de diversa consideración, incluyendo a 56 personas con quemaduras de tercer grado.1       El juicio seguido contra el dueño de la cadena Juan Pío Paiva, su hijo Víctor Daniel Paiva y al guardia Daniel Areco, que duró más de cuatro meses, culminó en primera instancia el martes 5 de diciembre de 2006, cuando el tribunal, con los votos de dos de sus tres jueces, los condenó como responsables de “homicidio culposo” con una pena de 5 años de prisión, en vez de los 25 años que solicitaban los querellantes y la fiscalía como autores del delito de “homicidio doloso agravado.”  Esta decisión provocó graves incidentes en la capital de país,  al considerarse que las penas eran muy bajas. Mientras el último juez leía los fundamentos de su decisión, las víctimas saltaron de sus asientos y tiraron las sillas contra los jueces, viéndose interrumpida la lectura de la sentencia. Este hecho ha sido argumentado por diversas instancias judiciales y por querellantes para sostener que en este juicio no hubo sentencia, puesto que no se leyó completamente la decisión de los jueces y el proceso quedó interrumpido antes de su conclusión.    

 EL EDIFICIO      

El edificio donde se produjo el incendio había sido inaugurado tres años antes y abarcaba una superficie de 12.000 metros cuadrados. Contaba con estacionamientos para más de 350 vehículos, además de oficinas y un restaurante. Había sido autorizado para su funcionamiento por las autoridades del municipio de Asunción, pese a que informes periciales lo calificaron con posterioridad como “una bomba de tiempo.” Según esos informes y declaraciones a la prensa de uno de los abogados defensores de los dueños de la firma, se estableció que “Tres de los ductos de la parrilla, de la panadería, de la confitería y la rotisería, no salían al exterior. Lo que significa que había una gran cantidad de humo y gases que desde la misma inauguración del supermercado se iban acumulando en la cámara que se formó entre el cielo raso y el techo del edificio que permitió una acumulación de gases de 9.000 metros cúbicos”.       Al no contar con medidas de extracción del material altamente inflamable acumulado en el recinto, este terminó convirtiéndose en una trampa mortal. Pese a lo anterior, la municipalidad afirma que en los planos el recinto contaba con alarmas de humo (que no se activaron), extintores, irrigadores, señalética y otras medidas preventivas en caso de incendios o tragedias.   

 EL INCENDIO    

       El incendio se inició a las 11:20, cuando el recinto se encontraba abarrotado por más de 800 personas. Según los primeros informes de los bomberos, se produjo una explosión en el sistema de gas de la cocina, que se propagó hacia la cafetería y arrasó con las dos plantas del edificio, incluyendo el estacionamiento. Según informes de supervivientes, esto provocó una estampida hacia las salidas durante la cual el recinto se llenó de humo y se produjo un apagón. Al llegar a las puertas, los compradores descubrieron que éstas se encontraban cerradas, por lo que no pudieron huir, quedando todos encerrados en una gran pira funeraria. Según la prensa y las declaraciones vertidas durante el proceso criminal, las puertas fueron cerradas por órdenes de los superiores, con el fin de no dejar que nadie saliera sin pagar por los bienes del supermercado.       Un bombero de la Segunda Compañía (Trinidad), Juan C. Valiente, fue el primero que llegó al lugar del incendio. Él se encontraba de civil cuando vio la enorme humareda negra que surgió del Ycuá Bolaños. Intentó impedir que las puertas se cerraran, pero el guardia de seguridad del local disparó con su arma de fuego al aire dos veces para que se alejara. Desde allí, los trabajos de rescate en los primeros minutos no pararon, los cuales estuvieron a cargo de bomberos voluntarios, policías y civiles, para luego ir acoplándose socorristas y militares.   

    Por otra parte, de acuerdo a testimonios de los Bomberos del Cuerpo de Bomberos Voluntarios de Asunción, quienes recibieron la primera denuncia del pedido de auxilio de parte de un oficial de policía que estaba por el lugar, siendo las 11:32 de la mañana, parte la primera compañía, llegando al lugar a las 11:37 de la mañana, prácticamente junto con la 2 Compañía de Bomberos y, detrás de los mismos, otra unidad de apoyo a las 11:41 de la mañana; ellos no dudaron en pedir apoyo de todas las unidades posibles de las ciudades aledañas a Asunción.   

             Para extinguir el fuego fue necesaria la presencia de más de cincuenta carros bomba y más de 1.000 bomberos, que fueron ayudados, a su vez, por miembros del ejército y de la policía. La extinción completa tomó cerca de cuatro horas, durante las cuales los primeros heridos fueron derivados a distintos hospitales de la capital, los cuales se vieron superados por la magnitud de la tragedia.   

          Según conclusiones del cuerpo de bomberos, este caso fue una situación que superó todos los protocolos de emergencia debido a la cantidad de víctimas y la magnitud del siniestro. A solicitud de la Organización Panamericana de la Salud (OPS), el presidente de Brasil, Lula da Silva, ordenó la donación de 30 a 50 respiradores mecánicos,7 mientras que Argentina por orden del presidente Néstor Kirchner ordenó el envío de un avión Hércules con insumos, suminitros, y personal médico pocas horas después del desastre, de la misma manera que puso a disposición de Paraguay 50 camas UTI y 200 camas de internación clínica, para superar la sobredemanda. Chile, por su parte, por orden del presidente Ricardo Lagos, puso a disposición un hospital de campaña, suministros médicos y médicos y enfermeras especialistas en quemaduras de Corporación de Ayuda al Niño Quemado.       Proceso y juicio    

       Al poco tiempo de haberse controlado el incendio, las múltiples acusaciones apuntaban a que los dueños del supermercado habrían ordenado el cierre de las puertas para evitar robos, sin considerar la grave situación que se vivía. El propietario de la firma Juan Pío Paiva, su hijo Víctor Daniel Paiva y al guardia Daniel Areco fueron procesados por los tribunales de Paraguay, en la investigación realizada por la fiscalía. Esta investigación concluyó que por orden del Juan Paiva, instrucciones refrendadas por su hijo Víctor, las puertas del local fueron cerradas provocando la tragedia. Todos ellos fueron detenidos y apresados por orden de la fiscalía, acusados de “homicidio doloso agravado”, con una pena asignada de hasta 25 años de cárcel.   

    Después de una larga investigación, se realizó un extenso juicio que duró más de cuatro meses en un recinto deportivo militar. El tribunal compuesto por tres personas dictó su sentencia el día 5 de diciembre de 2006, en la cual dos de los magistrados encontraron que la fiscalía no logró probar la participación dolosa de los inculpados, cabiéndoles sólo responsabilidad como autores de “homicidio culposo”, que tiene asignada una pena máxima de 5 años. Mientras el último juez leía los fundamentos de su decisión, los familiares de las víctimas provocaron graves desórdenes al considerarse que las penas por la muerte de casi 400 personas eran muy bajas, saltando de sus asientos y tirando las sillas contra los jueces, no concluyéndose la lectura de la sentencia.   

    Las protestas salieron del lugar donde se realizaba el juicio para concentrarse en las oficinas centrales de la empresa Ycuá Bolaños, donde la policía, pese a tener órdenes de no dejarse provocar por los manifestantes, tuvo que intervenir dejando el grave saldo de más de 60 detenidos y 49 heridos de diversa consideración.   El camino judicial que debiera haberse utilizado a continuación era la apelación de la sentencia, la cual por la naturaleza de la tramitación judicial en Paraguay debería esperar entre dos y tres años.        Sin embargo, para las víctimas no hubo sentencia puesto que no se leyó completamente la decisión de los jueces y el proceso quedó interrumpido antes de su conclusión. La Corte Suprema de Justicia de Paraguay admitió esta tesis al rechazar los recursos de inconstitucionalidad contra la resolución que apartó de la causa a los jueces Helio Ovelar y Manuel Aguirre –quienes estuvieron a favor de calificar el hecho como homicidio culposo, no así la jueza Dody Báez, que estimó que el hecho configuraba un homicidio doloso–, sosteniendo que no exitió arbitrariedad ni violación a las garantías constitucionales. Dicha resolución de la Corte Suprema de Justicia dio vía libre para la realización de un nuevo juicio. Finalmente, se instaló el tribunal y el 8 de agosto del 2007 se inició la audiencia de juicio. Sin embargo, la defensa solicitó que se determinara el carácter del juicio, es decir, si el anterior fue anulado o se está prosiguiendo con aquél y, debido a que el tribunal dispuso que los incidentes se resolverían al final de la audiencia, la defensa de Víctor Paiva y otros presentaron una solicitud de recusación contra los jueces, en base a una supuesta opinión previa sobre la nulidad del juicio, lo que provocó la suspensión de la audiencia, que generó pesar en las víctimas. Las víctimas protestaron por tal dilación, exigiendo la continuidad del proceso.       Mientras se resolvían los incidentes dilatorios, el tribunal de sentencia del caso, denegó un pedido de libertad que había presentado Juan Pío Paiva.       El juicio volvió a reiniciarse el 31 de agosto de 2007, continuando los debates sobre el tipo de de homicidio provocado durante la tragedia.19 Debido a un incidente previo planteado por la defensa, el tribunal de sentencia determinó, finalmente, que se estaba llevando un nuevo juicio que no puede entenderse como un doble juzgamiento20 ya que el anterior juicio quedó nulo por no haber concluido.       El 7 de septiembre del mismo año, Víctor Daniel Paiva recuperó la libertad, pero con restricciones impuestas. Ante ello, las organizaciones de apoyo a las víctimas del incendio se manifestaron en contra a dicha medida, tanto en la sede del Poder Judicial, como frente al único local que aún pertenece a la cadena Ycuá Bolaños.  El 10 de septiembre de 2007, Juan Pío Paiva recuperó la libertad.  Las víctimas continuaron manifestándose en contra de estas medidas.  Cierre del debate e inicio de las deliberaciones. El 9 de enero de 2008 el Tribunal de Sentencia dio por terminado el debate del juicio y dispuso el inicio de las deliberaciones sobre el caso, anunciando que la lectura íntegra y completa de la sentencia se daría recién el 2 de febrero del mismo año, aduciendo que la complejidad de la causa exigía un largo y detenido análisis.  Días antes de la lectura del juicio, el Tribunal dictó diversas medidas de seguridad, entre ellas la de establecer un perímetro de seguridad de trescientos metros donde se dispuso la prohibición de toda manifestación pública. Las víctimas protestaron contra esta medida de seguridad por calificarla de exagerada, ya que el orden constitucional de Paraguay no permitiría este tipo de medidas judiciales. Posteriormente, las víctimas llamaron a una vigilia a toda la ciudadanía paraguaya, plegándose a ésta más de cuarenta organizaciones ciudadanas y sociales. Las expectativas de las víctimas fueron de obtener una sentencia por homicidio doloso hasta que no habría “justicia para el caso.” Felipe Palacios, sobreviviente del incendio y que perdió a sus tres hijas pequeñas, declaró a medios periodísticos  que “La plata hace y deshace en este país, y en la causa del Ycuá Bolaños murieron 400 personas sin trayectoria, sin nombre, sin importancia para el manejo del Estado. La vida de ellos no importa, si se van a comprar nomás nuevos votos. Acá los que mataron son gentes de plata que financian al Estado y a este sistema corrupto, prebendario y temerario, y bajo este sistema la vida no vale nada.” Sentencia Tanto la prensa nacional como internacional se reunió para conocer el fallo en el caso. La lectura de la sentencia se inició a las 9:00, hora de Paraguay  de la mañana de la fecha indicada.  Luego de la exposición de los argumentos de rigor, en la que algunas familiares de víctimas se desmayaron, El  Tribunal determinó que los acusados principales: Víctor Daniel Paiva, Juan Pío Paiva y Daniel Areco, eran culpables de “homicidio doloso simple” por dolo eventual, “homicidio doloso en grado de tentativa agravada” y “exposición de personas a lugares de trabajo peligroso” (los dos primeros delitos relacionados jurídicamente y el tercero en referencia a las condiciones del edificio siniestrado), lo cual significaba una pena de 5 a 15 años de prisión según el Código Penal Paraguayo. Humberto Casaccia fue el único miembro del directorio de la empresa, a parte de los Paiva, que fue condenado. Los antes mencionados fueron condenados a las siguientes penas:    Juan Pío Paiva: 12 años de cárcel, a compurgarse en el año 2017.    Víctor Daniel Paiva: 10 años de cárcel, a compurgarse en el año 2015.   

 Daniel Areco: 5 años de cárcel, a compurgarse en el año 2010.   

 Humberto Casaccia: 2 años y 6 meses, a compurgarse en el año 2010.   

           Las víctimas si bien admitieron que fue una victoria que se haya logrado la condena por homicidio doloso (algo obtenido por la presión que ejercieron según ellos) expresaron su total decepción y rechazo por las leves condenas y los beneficios que obtuvieron los condenados.  Incluso algunas víctimas, en arrebatos de rabia, expresaron que harían justicia por mano propia.      

El martes 23 de diciembre de 2014 queda en libertad Juan Pio Paiva, con los dictámenes favorables de sicólogos, buena conducta dentro de la cárcel y tras haber cumplido los años mínimos de encierro, no quedaba otra salida que darle la libertad. Paiva era la última de las personas que guardaba reclusión por el incendio que el 1 de agosto de 2004 se cobró la vida de más de 400 personas. Por la misma vía de la libertad condicional ya había salido Víctor Daniel Paiva, condenado a 10 años de cárcel, y el guardia Daniel Areco, quien fue sentenciado a 5 años y también ya está libre.                                 

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